
Mi hija de 10 años se enfrenta a un verano sin cadenas, dispuesta a disfrutar de todo, a leer lo que le gusta "Junie B. Jones y el monstruo bajo la cama", a escribir en su recién estrenado blog lavidadeevaes.blogspot.com todas sus ocurrencias de niña de 10 años, a jugar a sus videojuegos favoritos, tocar el piano, bailar, cocinar y disfrutar de su bien ganada libertad.
Pero hay otros niños que no serán libres, porque no habrán sacado buenas notas y tendrán que continuar con su condena veraniega en clases o academias o haciendo deberes para poder seguir el ritmo frustrante de aprendizaje que el curso que viene de nuevo les marcará. Lo más triste es que sus padres están convencidos de la importancia de seguir malgastando las energías de sus hijos en estos menesteres. ¡Por favor, déjenles ser libres este verano que luego será tarde para seguir ejerciendo de niño sin más!
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