viernes, 20 de junio de 2025

Abderrahim y la caza policial. Esas vidas que nada valen.

La policía municipal tiene como labor primordial salvaguardar la integridad y los derechos de las personas, velar por la seguridad de los ciudadanos y mantener el orden público. Los agentes de policía estando fuera de servicio tienen la obligación de intervenir en aquellas situaciones que requieran su actuación. Aunque esa intervención sea obligatoria, el policía debe actuar de manera proporcionada. Si su actuación causa daños o lesiones, puede acarrear responsabilidades tanto civiles como penales.

En la prensa dicen que Abderrahim era un delincuente habitual y toxicómano, supongo que esos dos apellidos o calificativos le dan el premio directo para morir estrangulado. Los policías (parece ser que no eran ni delincuentes habituales ni toxicómanos) cuentan que les intentó robar el móvil. Yo en mi imaginación veo que el móvil que intentó robar sería una bestialidad de móvil o que la pobreza extrema del policía en cuestión no le daba para comprar otro móvil si perdía ese, o que el tema de la propiedad privada lo lleva a fuego.

Es sencillo, no se equivoquen: nadie tiene derecho a quitarte lo que es de tu propiedad, no hay justificación posible. Nadie tiene derecho a quitarte la vida y menos si no es en defensa propia, no hay justificación posible. 

No fue en defensa propia, fue por decisión propia. Una vida no vale nada. Me da vergüenza pertenecer a la especie humana. Un ser humano ha sido capaz de arrebatar el aliento a otro ser humano con sus propios brazos. Un ser humano ha placado a un delincuente que ha intentado robarle el teléfono, se ha tumbado encima de él y con sus propios brazos le ha aplastado el cuello y las cervicales hasta que ha escuchado como ha dejado de respirar. Ha escuchado como dejaba de respirar. Otras personas le gritaban que parara y no le ha importado. Ha escuchado como dejaba de respirar. 

Un ser humano que eligió para vivir la labor primordial de salvaguardar la integridad de las personas, ha aplastado con sus brazos esa integridad. Por favor visualicen mi descripción con detalle.


Hoy tomándome una cerveza en un bar, porque es viernes y me relajo, había un imbécil-ignorante dando un mitin político a voces en la misma barra en la que yo estaba apoyada. Me he sentido agredida durante casi media hora, tentada estuve de acercarme con mi filosofía de bar a recordarle algo de historia, de conocimientos y educación básica, para que sus opiniones al menos no estuvieran construidas sobre una base errónea. Además algo de educación cívica no le habría venido nada mal. Me pregunto si le hubiese estrangulado de haber sido policía. Habría sido fácil: yo hubiera gritado como él con otra versión del asunto, nos habríamos exaltado porque tal como hablaba habría sido fácil cabrearle. Me vería obligada a intervenir para restablecer el orden público, le habría placado y quizá estrangulado con mis brazos. El público sexagenario presente en el bar me habría gritado que parase y yo habría dicho algo así como: ¿Te ha insultado a ti? Y acto seguido habría escuchado como dejaba de respirar.

Me ha recorrido un escalofrío al pensar en esta comparativa. Este imbécil-ignorante ha atentado contra mi integridad y la de muchos de los allí presentes, ha alterado el orden público, ha minado mi libertad y mi derecho a tomarme una cerveza con tranquilidad.

Pero no, no se asusten, si hubiera sido policía no le habría estrangulado. Hubiera hecho lo que hice hoy, beber mi cerveza y sonreír mirándole a la cara para que supiera que era un imbécil.

Cuando un alumno/a comete una agresión, siempre investigo qué habrá detrás. Hoy me pregunto qué  habrá detrás para que un ser humano mate a otro sin motivo o para que un imbécil de voces en un bar.


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