Tengo la costumbre de no mirar hacia otro lado cuando pasan cosas denunciables y feas cerca o lejos de donde habito. Reconozco que eso me ha acarreado algunos problemas: testigo de juicios, intervención en peleas callejeras... para qué entrar en detalles.
Hay muchos muertos que se amontonan estos días en las redes sociales y en las noticias. Todos esos muertos en realidad se amontonan en las calles, debajo y encima de escombros donde antes había escuelas, casas y hospitales. Se amontonan ante nosotros, en nuestro televisor, ese de 52 pulgadas con una nitidez bestial que miramos impasibles. No se confundan y aunque nos separen miles de kilómetros, no dejan de morir y de amontonarse. Y aunque no miremos siguen formando parte del paisaje actual.
Era San Agustín de Hipona el que dijo que había que pelear con la pluma como una espada. No soy de usar otras armas más que la del lenguaje, que siempre he considerado muy poderosa. La palabra y los actos nos definen.
Fui testigo en un juicio hace unos días. El abogado contrario me preguntó por qué no había más testigos si era cierto, como yo había explicado, que mucha gente salió a mirar y eran las 11 de la mañana.
- Usted sabrá, como yo, que ante estos sucesos la mayoría de la gente se escaquea-le respondí.
- ¿Me está diciendo que la mayoría de la gente se escaquea, menos usted?- preguntó este abogado absurdo.
-Es evidente, estoy aquí, ¿ve a alguien más?- Le dije (me lo puso a huevo)
Esto es fácil, de verdad y no tienen que salir de sus casas: denuncien. Escriban en sus redes sociales su repulsa a la violencia, si realmente les estremece, redacten denuncias en comisarías si hay algo que no está bien, hagan llegar sus quejas, su rabia, la necesidad de que la justicia haga su trabajo justo. No se duerman cada día, mientras los muertos se amontonan o los grupos violentos hacen de las suyas a pocos metros de nuestras casas. Y por favor, no lean esto como si no pasara nada.
¿Ven a alguien más?