sábado, 24 de diciembre de 2016

Negligente navidad

La navidad es momento de desasosiego espiritual y de contradicciones, momento en el que las claras negligencias del ser humano quedan al descubierto. La navidad es la única situación en la que nos abraza y besa el enemigo, el imbécil, el impresentable, mientras ponemos cara de poker y por qué. La navidad es el período de tiempo más largo del año en el que los pobres comen y tienen regalos de segunda mano porque las injusticias y las corrupciones no dan para más. En esos días se paralizan más desahucios, se reparte más dinero, incluso en la puerta de la iglesia, las calles se iluminan y se oye música sinsentido celestial. La navidad tiene esos momentos de falsa dicha, de reuniones familiares comprometidas e inquietantes, donde es necesario medir las palabras para no estropear la noche. Se padece además de desequilibrio consumista, de altruismo y empatía. Todos comprendemos todo y ofrecemos parte de nuestras nadas. La navidad pone una sonrisa en cada persona. El asesino ríe y cena langostinos porque es navidad, la mujer maltratada cocina para el verdugo que la matará mañana, el niño acosado recibirá juguetes complacientes que sellarán temporalmente sus lágrimas sin solución, se cantarán villancicos mirando a un cielo tóxico, donde ya han dejado de ver a dios. En navidad no estamos solos y se llora a los ausentes. Hay más sordera social, menos sinsabores, todos  los seres humanos son buenos, tratables, comprensibles, amigos, compañeros, sacrificados ciudadanos que acuden velozmente a cualquier portal de belén o trasnochada misa para sanear sus conciencias. 
De momento me quedo, por ejemplo, llorando con los refugiados, los tristes, los equivocados, los amigos, los amores, los ausentes y los solitarios. Me quedo en silencio porque en estos días, sinceramente, no sé a dónde ir con tantas puertas abiertas.
Perdonen que desconecte de la humanidad en nochebuena, prometo volver cuando pase el temporal y el desasosiego.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Control de calidad

El desastroso informe pisa me da la razón y me jode que así sea. Este año de nuevo, un montón de alumnos saldrán de nuestras aulas sin haber aprendido a escribir y leer con claridad y por tanto serán incapaces de expresar sus pensamientos y sus ideas para que el lector disfrute. Cuando nos invaden con reformas, cambios de materias, optatividad, itinerarios, reválidas y demás gilipolleces, se olvidan de que al sistema educativo español le falta lo básico. Parece que todos han olvidado que es necesario un control de calidad del profesorado. A final de mes todos cobramos aunque en nuestras clases, a puerta cerrada, hayamos estado haciendo el pino puente. La mejora educativa no pasa por añadir horas de lengua a nuestros chicos, ni si quiera más horas de nada, se trata de que el tiempo empleado sea efectivo, enriquecedor, productivo y bien utilizado. En este país cuando a alguien se le ocurre decir en voz alta que los profesores que conforman el sistema no hacen bien su trabajo y nadie les dice nada, te salen enemigos. 
Un día más he corregido escritos de mis alumnos de segundo de bachillerato y ha sido desolador. Es cierto que la osadía tiene un precio, pero prefiero el destierro que el silencio, prefiero que se asuma la parte que nos toca y no la permanente goleada de balones fuera. Prefiero la crítica constructiva y provocadora a morir asfixiada soportando tanta negligencia. Siempre prefiero la lucha, porque ya saben los que me conocen que soy políticamente incorrecta.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

La feminización de Pablo Iglesias

Lo de ser mujer es fantástico. En contra de lo que puedan afirmar aquellos que manejan la palabra fascista con tanta soltura y gratuidad, la feminización es un grado que se obtiene cuando has elegido la tarea histórica de construir a tu alrededor aunque no tengas pene para fornicar y aunque si lo tengas. Y desde luego, no construir de cualquier manera. Lo femenino, no son mis tetas o mi fregona, ni siquiera el cariño que reparto cuando protejo a mi hija o acaricio a mi marido, no es la paridad ideológica que se reparte disfrazada de democracia. La feminización está en todo lo que tocamos, por eso me gusta que Pablo Iglesias haya construido casi un poema antropológico en defensa de la idea de comunidad, de acogida, de protección de la humanidad dejando toda esa responsabilidad en manos de lo más femenino que tenemos: cuidar del otro.
Te robo querido Pedro la idea afinada de machismo encubierto que justifica que "exista Telva y otras publicaciones que pregonan cómo ser aceptada a través de los estándares de exigencias masculinas"
Bienvenidos al mundo anodino y miserable que a fuerza de poder están haciendo público los ignorantes. Y lo digo yo, que he parido este texto mientras hacía besamel para unas croquetas que serán compartidas amorosamente. Si tuviera pene y pudiese mear de pie ya sería perfecto.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Sólo conversando no cambia el mundo

La conversación es un proceso por el que se busca llegar a un acuerdo. Para ello tenemos que conseguir alcanzar un lenguaje común, atender verdaderamente al otro que me habla y empatizar hasta el punto de ser capaz de comprender, aunque no siempre de compartir, los variados puntos de vista que pueden darse en ese conversar. Me subo al carro de los griegos y admito que el lenguaje no manifiesta la realidad, con lo cual además de hacer todo el esfuerzo de comprender tendremos que exigirnos interpretar y actuar. Al final resulta que aunque hayamos dialogado con esmero, si no actuamos en consecuencia y cambiamos la estructura de lo que ya estaba construido- porque para eso hemos decidido hablar- estamos al principio: en el vacío de no saber relacionarnos con el mundo. El único entendimiento posible incluye la diferenciación, la desconfianza en la poderosa razón, la desobediencia, la interpretación de las palabras más allá del lenguaje y de la propia realidad. Me viene a la mente la huida de la existencia inauténtica porque provoca alienación, porque hace que al final con tanta palabrería sustituyamos la realidad por la apariencia y la aceptemos como única fuente de conocimiento. Y al final la angustia, porque la responsabilidad de decidir hace que el ser humano elija caer al vacio en lugar de coexistir y actuar. Con Heidegger el habla es una invitación a responder y descubrir lo que puedes ser. Con el lenguaje empieza el acuerdo y la negociación, con el diálogo la exhibición de nuestros pensamientos. Los cambios además exigen acción. Es esto o abandonarse a una "vida feliz" alejados del mundo. 

sábado, 19 de noviembre de 2016

Somos lo que hacemos

Si, ya he comprendido que las palabras no se las lleva el viento y que abren brechas y desastres emocionales. Pero son temporales. Si, ya sé que mis pensamientos son mis pensamientos y que si no los comparto, no existen. He descubierto que si no los hablo no os pertenecen y no me identifican, ni me muestran, ni os afectan, ni me engañan. Quiero decir que hoy me he descubierto existiendo. Tanto tiempo paseando la cuestión quién soy por todos los espacios en los que convivo y lo he intuido en un instante. Soy mis actos. Soy lo que hago, no sólo lo que escuchas. Soy la que te aplaude y no la que sólo te enseña a ser aplaudida; la que te abraza apretando, no la que te habla sólo de la importancia de compartir emociones. Soy la que te agarra de la mano y te zarandea mostrándote tú decisión y obligándote a tomar partido. Soy la que te empuja a una realidad de vértigo sin dejarte respirar y te pide que reacciones. Soy la que respira a tu lado y te contagia para respirar contigo. Tengo una mala noticia: somos lo que hemos elegido hacer. No somos frases perfectamente construidas y convincentes, no somos gritos ni discursos intensos, no somos sentencias. Somos eternos, pero sólo cuando descubrimos que siempre somos lo que hacemos.

sábado, 29 de octubre de 2016

Hoy tengo una hora más

Mi marido me regaló el viento en mi cara con esta foto
Una hora más para pensar el mundo que más se ajuste a nuestros deseos, una hora más para descubrir que no ha cambiado nada, que siguen siendo los mismos perros los que nos dirigen, nos aplauden y nos exigen una libertad de elección que ha dejado de ser libre. Hoy tengo una hora más de insomnio educativo que me va a permitir crear una hora más de estrategias para seguir destrozando en las aulas el conformismo y la pereza. Una hora más de tristezas por lo que vendrá, por lo que ya estuvo conmigo, por lo que no quiero esperar y es de inevitable presencia en algún momento de ese tiempo que hoy me regala una hora más. He cogido esta hora más para despertar de mi sueño, escuchar la noche que se agolpa en mi cabeza y a modo de martillo golpea sin remedio mi razón desobediente. En esta hora más, aquí sentada, bailando con las teclas, he perdido algunos recuerdos, he encontrado algunas verdades, las inexistentes por relativas, las que me persiguen por impaciente, por pasional. Es una hora que me regala una hora más de amor, de pactos de paz, de silencios, de plomíferos pensamientos que tengo necesidad de contar por si algún día no tengo una hora más. Una hora más de combate cuerpo a cuerpo con mi presencia, una hora más de baño, de café, de miedos, de ducha, de lecturas y sonidos ajenos que se cuelan por la ventana a medio abrir para que entre el aire de la noche una hora más.

miércoles, 12 de octubre de 2016

El mejor gobierno

Decía Thoreau que "el mejor gobierno es el que gobierna menos" 
o "el que no gobierna en absoluto". A pesar de Thoreau, considero imprescindible participar en política, porque la mayoría siempre va a ser perezosa y sin un ápice de conciencia colectiva. Siempre he defendido a esa minoría desobediente y justa que busca el bien común y aunque sé que en la actualidad estamos en desventaja sigo adelante. Nuestros políticos no deberían decidir, no deberían interpretar nuestros votos, no deberían prometer nada. Nuestros políticos sólo deberían ejecutar aquello para lo que han sido elegidos. Pero ante la imposibilidad  de que esto suceda hay que organizarse. No me siento efectivamente representada porque el político elegido no obedece, desvirtúa, pero es necesario.
Por eso he decidido educar en la obediencia y en la desobediencia, porque hay algo evidente y es que hemos elegido vivir en sociedad. Lo valioso es seguir siendo uno mismo a pesar de la elección y para ello hay que provocar para cambiar. No me gusta la democracia "apartemos de nosotros el mal gusto de querer coincidir con muchos"-Nietzsche- y quizá a estas alturas he dejado de confiar en que la masa puede coincidir en algo más que su propio interés. No es conformismo, es esperanza.