De repente un día todo explota y te das con la realidad de frente y te sangra intensamente el ser humano que llevas dentro. Llevaba mucho tiempo, años quizá, sospechando que gran parte de las absurdas reuniones, claustros, comisiones de coordinación, evaluaciones iniciales y no iniciales, reuniones de departamento... que hacemos en los institutos no sirven de nada. Y realmente no sirven de nada porque en ellas no se hace lo importante, solo memeces, obviedades, normativas, unas horas más o menos en horarios, expulsiones, amonestaciones y toda esa jerga insulsa que desconozco por falta de uso. Y la educación dónde está, y la necesidad de cambiar un sistema obsoleto, deshumanizado, memorístico, que no te deja aprender y solo axfisia. Hay alumnos/as que pasan hambre de conocimientos que les apasionen, que les provoquen, que les hagan emocionarse y suspirar. Hay alumnos/as con familias pulverizadas cuya única vía escapatoria es lo que podamos ofrecerles para ser mejores y salir de su propia miseria. Hay alumnos/as insultados por la mediocridad y que sueñan con ser excelentes. Hay alumnos/as excluidos, que no pueden comprar sus libros, que no tienen desayuno ni comida caliente, con ropa desgastada, prestada; alumnos/as tristes, con grandes ideas, pero tristes. Hay alumnos/as que te gritan en sus textos que están al borde del suicidio, al límite de su existencia. Torpes para vivir y necesitados de soñar. La educación no puede ser saber todo esto y no hacer nada.
lunes, 19 de octubre de 2015
domingo, 11 de octubre de 2015
Filosofar es....
Filosofar es casi vender tu alma al diablo. Filosofar te condena, en el mismo instante en que decides formar parte del club, a ser libre. Es pasear por tus pensamientos en un estado de inquietud permanente, de árboles que suenan en tus oídos con el rugir del viento, de cascadas que murmuran a lo lejos, de olor a flores, a nubes, a ideas que te persiguen desde la eternidad. Filosofar es encontrarte contigo en un lugar escondido para sacarte a flote, es desnudarte delante del espejo y mirarte sin complejos, sin envidias, sin mirarte. Es atrapar los ojos de los chicos/as que te escuchan y saborear sus nostalgias, sus pensamientos deductivos, sus limitaciones, sus partos intelectuales haciéndose mayores, su asombro y admiración ante sí mismos porque se descubren saliendo de ese sitio en el que desconocían que estaban encerrados.
Puente de los suspiros en Venecia (foto M. Antonio) |
Filosofar es la respiración serena que te adormece mientras parpadeas, es el grito enamorado cuando abrazas la vida, el instante y decides quedarte o morir. Filosofar es escuchar a quien te habla sin ideas preconcebidas, es comprar en la tienda del barrio haciendo política, es cabrearte con la declaración de la renta, con la entrevista insulsa a Julio Iglesias en la sexta, es dejarme caer cualquier día por tu casa y comer contigo, buscarte en facebook y recuperar los recuerdos y crecer. Filosofar es admirar a la personas que amas y respetar sus incoherencias temporales, es comprender lo que parece de otro mundo, lo incomprensible, lo absurdo y hacerlo tuyo también. Es quedarte sentada buscando en algún horizonte la belleza, la irracionalidad, la poesía, las lágrimas, la locura, el silencio contenido, la lucha, la justicia....es salir a la ventana de tu alma y decirles la verdad.
domingo, 6 de septiembre de 2015
Ilustre afirmación
Realizada por M. Antonio. Venecia |
jueves, 3 de septiembre de 2015
Que nuestra existencia no vale nada
Que pueden darnos golpes legalmente por protestar, que pueden dejar que nos desangremos en una valla, que hemos dejado de sentir y de llorar porque ya nadie escucha. Que podemos hacer una foto de un niño que ha muerto por nuestra culpa, por la de todos. Que somos muñecos de trapo que van de paso y flotan en el mar romántico de los poetas, que ha dejado de ser mar que mece mis sueños y se ha convertido en el infierno de las pesadillas. Que seguimos despertando cada mañana con la memoria de la tristeza borrada, con la existencia cubierta, con el plato lleno y las vacaciones programadas. Que no escuchamos, que solo oímos los murmullos y cerramos los ojos para no saber. Que somos ausencia permanente, que no nos gusta la verdad, que cambiamos de canal, de periódico y de acera para no observar ni pisar la desgana, la pereza, la pobreza y el mal aliento de los que no pueden ya existir. Que el crimen se ha vuelto decente, que somos cómplices de quienes mueren a nuestro lado en cualquier mundo, en este mundo, en el de todos. Que me sangran las ausencias, los delitos, los abusos. Que no quiero morirme en el silencio, que no quiero que me maten sin escupir mis gritos, que os lleguen mis mil latidos que me asfixian. Que existir no vale nada y nos cuesta todo. Que tengo miedo, que ya no sueño y solo tengo miedo.
jueves, 30 de julio de 2015
Pequeñas cosas de mierda y el Amor
Vendedores a pie de calle que no pagan impuestos, con un par de cajas de hortalizas echando un cigarro tras otro consumiendo el día. Coches en doble y triple fila que te asfixian la salida de tu casa, conductores que no se disculpan, que te gritan para creer que tienen razón y que eres tú la exigente, la poco tolerante, la impaciente. Autobuseros que te desprecian con la mirada cuando les das los buenos días y preguntas algo razonable. Pobres pidiendo, exigiendo y maldiciendo, mostrando sus heridas, de rodillas o descalzos. La que se cuela disimuladamente en la cola del supermercado y asegura que iba primero y se alza contra ti en una lucha tensa para decidir quién tiene más prisa. Peatones que no respetan su paso, coches que no respetan su espera, respeto que ha perdido el rumbo en la selva de la in-civilización. Horas tediosas de oficina, improductivas -¿verdad amor?-, infelices, que no valoran y nada aportan. Jefes que han perdido el respeto por sí mismos, que ya no sueñan que ya no saben ser jefes. Lectura interminable de noticias que exasperan, el mundo no ha cambiado definitivamente, está lleno de cobardes, de corruptos, de malos vecinos, de estafadores, de hipotecados y desahuciados a quien engañar, de tesoreros que se enriquecen, de reyes que viven del cuento, de gente que muere gratuitamente y en silencio, de héroes que se cuelgan sus medallas, de niños hambrientos, de hijos de todos y de nadie. De repente alguien te cede su mesa en un restaurante, o te regala una
cerveza en el autobús y brinda contigo para subsanar un malentendido, alguien te besa porque le apetece o te explica la catedral de Florencia apasionadamente en medio de su migraña y su sonrisa. Miras a tu lado y alguien comparte contigo esa vida de mierda que a veces no puedes dejar de sufrir, de mirar, de vivir y te está observando y te quiere porque eres desastrosamente estupenda. Mira a su lado y comparte conmigo esa vida de mierda apilada en la mesa de un despacho y sabe que le observo, que le cuido porque es ingenuamente grosero y espectacular, porque le quiero.
Nosotros y Venecia |
miércoles, 29 de julio de 2015
Hoy he llorado por el mundo
Robada una vez más por mi marido. Momento triste |
Hoy he llorado por el mundo. Sentada en el coche en un semáforo en rojo de repente me desplomé y me puse a llorar. Una cadena ininterrumpida de pensamientos que se agolparon y coincidieron en un momento para derrumbarme. Otras veces me ha pasado pero he podido esperar para llorar en un sitio más adecuado. Por delante han cruzado una pareja de ancianos muy lentamente, ella muy mayor y él más; ella cojeando y el casi arrastrando los pies...caminaban de la mano y ambos intentaban ir deprisa porque el semáforo iba a cambiar de color. Se esperaban y desesperaban y se reían ante su incapacidad para detener el tiempo unos segundos. El semáforo cambió y ellos seguían cruzando amablemente y yo miraba y lloraba a la vez. En mi cabeza apareció toda mi vida de repente y pude ver ese momento del futuro en el que caminaré despacio. Y pude ver momentos de mi pasado en los que pasé volando por ese mismo paso de cebra al lado de mi instituto. Envejecía en mi cabeza y conmigo envejecían todos los que quiero y que el tiempo no permitirá que estén eternamente a mi lado. No sé si estaré preparada para envejecer. No sé si me importa envejecer. Hoy el mundo me pareció muy triste porque en unos segundos, los que dura el rojo del semáforo, mirando a mi alrededor por entre mis lágrimas y casi borroso sólo pude sentirme triste, dolorosamente triste.
miércoles, 1 de julio de 2015
Ironía 1 /Ley Mordaza 0

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