sábado, 29 de octubre de 2016

Hoy tengo una hora más

Mi marido me regaló el viento en mi cara con esta foto
Una hora más para pensar el mundo que más se ajuste a nuestros deseos, una hora más para descubrir que no ha cambiado nada, que siguen siendo los mismos perros los que nos dirigen, nos aplauden y nos exigen una libertad de elección que ha dejado de ser libre. Hoy tengo una hora más de insomnio educativo que me va a permitir crear una hora más de estrategias para seguir destrozando en las aulas el conformismo y la pereza. Una hora más de tristezas por lo que vendrá, por lo que ya estuvo conmigo, por lo que no quiero esperar y es de inevitable presencia en algún momento de ese tiempo que hoy me regala una hora más. He cogido esta hora más para despertar de mi sueño, escuchar la noche que se agolpa en mi cabeza y a modo de martillo golpea sin remedio mi razón desobediente. En esta hora más, aquí sentada, bailando con las teclas, he perdido algunos recuerdos, he encontrado algunas verdades, las inexistentes por relativas, las que me persiguen por impaciente, por pasional. Es una hora que me regala una hora más de amor, de pactos de paz, de silencios, de plomíferos pensamientos que tengo necesidad de contar por si algún día no tengo una hora más. Una hora más de combate cuerpo a cuerpo con mi presencia, una hora más de baño, de café, de miedos, de ducha, de lecturas y sonidos ajenos que se cuelan por la ventana a medio abrir para que entre el aire de la noche una hora más.

miércoles, 12 de octubre de 2016

El mejor gobierno

Decía Thoreau que "el mejor gobierno es el que gobierna menos" 
o "el que no gobierna en absoluto". A pesar de Thoreau, considero imprescindible participar en política, porque la mayoría siempre va a ser perezosa y sin un ápice de conciencia colectiva. Siempre he defendido a esa minoría desobediente y justa que busca el bien común y aunque sé que en la actualidad estamos en desventaja sigo adelante. Nuestros políticos no deberían decidir, no deberían interpretar nuestros votos, no deberían prometer nada. Nuestros políticos sólo deberían ejecutar aquello para lo que han sido elegidos. Pero ante la imposibilidad  de que esto suceda hay que organizarse. No me siento efectivamente representada porque el político elegido no obedece, desvirtúa, pero es necesario.
Por eso he decidido educar en la obediencia y en la desobediencia, porque hay algo evidente y es que hemos elegido vivir en sociedad. Lo valioso es seguir siendo uno mismo a pesar de la elección y para ello hay que provocar para cambiar. No me gusta la democracia "apartemos de nosotros el mal gusto de querer coincidir con muchos"-Nietzsche- y quizá a estas alturas he dejado de confiar en que la masa puede coincidir en algo más que su propio interés. No es conformismo, es esperanza.

martes, 27 de septiembre de 2016

Esperando

Los hospitales son lugares intensos. Una aprende entre ruidos y olores lo que es la supervivencia del ser humano. Permanecen sentados con un sufrimiento sincero mientras esperan. En un hospital siempre hay alguien esperando y en el convencimiento de que nadie les mira se transfiguran sus rostros y se arrugan un poco más sus manos y sus corazones, mientras esperan. Y esperan buenos informes a la puerta de sus silencios. Y esperan la muerte de otros y la suya propia. Y esperan a que caiga el café de máquina, la chocolatina y el agua que les da un susto innecesario. Esperan recuperar los besos y abrazos llenos de calor al menos una vez más. Hoy, yo también espero, atenta a recuperar indemne parte de mi pasado y de toda mi historia personal. Hermosas personas que caminan a nuestro lado toda la vida y a las que no nos cansamos nunca de esperar.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Yo no voy a retroceder

La nueva ley de educación y las reválidas, esta tarde, temporalmente, han convertido mi vida educativa y apasionada en un amasijo de sinsabores y tristezas. Mañana empiezan las clases, mañana el reencuentro con mis chicos. Después de los abrazos y los besos ¿qué viene?:  la puñalada desgarradora que arrastrará los principios mantenidos desde que habito en la pública. Si acepto la ley y la sigo estaré maltratando el tiempo de éxtasis filosófico que habitualmente compartimos. Si no la acepto y sigo adelante, me perseguirá la responsabilidad de no haber gestionado bien esa reválida amenazante e indigesta. Si acepto las interminables programaciones estaré hipotecando sus vidas inquietas, mi vida de lucha, las vidas de todos los posibles liberados hasta la eternidad. Si sigo adelante construyendo, inventando, actuando, y creando por encima de los inútiles políticos que están vomitando sus mierdas sobre el sistema educativo español, ¿estaré fallando a mis chicos?,  los que tanto confían en mi y a los que amo. 
En este instante siento ganas de huir, mi actividad como educadora se resiste a retroceder. He peleado mucho, he superado críticas y conflictos sobre mi forma de trabajar y evaluar en varios centros en los que he estado. Aquellos que llevan años haciendo lo de siempre no se asustan ante la llegado de la lomce, seguirán su mediocre vida con más mediocridad y la ventaja de que ahora le ley les aplaudirá, porque embutieron a los chicos en largas letanías de memorización y sin sentido. 
Creo que mañana amaneceré de mi dulce letargo, el auténtico, para sumergirme en lo irreal y lo tedioso de tener que sobrevivir de nuevo a otra reforma. Y pensar e inventar... para no escapar. No rendirme. No a la lomce!! No a la reválida!!. Se inicia un tiempo para recuperar al tábano de Atenas. Por favor ¡¡No!!

jueves, 8 de septiembre de 2016

¿Quién soy?


La intensidad envuelve estos días calurosos de verano. Se asemeja a imágenes perdidas ya en el tiempo y que me trasladan a las también calurosas tardes en las que compartía mi adolescencia y mis pensamientos complicados. Después de un letargo no planeado y marcadamente occidental, ahora experimento con los límites de mi existencia y mi libertad. Intento acercarme a mi yo, en este instante. El "pienso, luego existo" cartesiano me despista, es insatisfactorio para esta pausa de mi vida. Adultera el pensamiento, lo hace irreal, ajeno a mi existencia. Soy lo real, lo que soy ahora. Soy en mi acción permanente. Soy porque existo con otros y en ellos rebota mi existir para ser comprendido y experimentado. Me llamo por mi nombre para encontrarme en algún punto de esta deriva personal, al principio no me reconozco, no me siento reflejada en la llamada, no me identifico con la búsqueda de mi yo. Después soy capaz de ajustar el reflejo de mi rostro y acercarme a lo real. Me observo desde fuera asombrada por el experimento, no soy mi nombre ni su significado, soy yo. No soy mis pensamientos, si me concentro desaparecen al instante o se transforman y descubro que si permito que condicionen mi existencia, dejaría de ser de nuevo, para ser otra. En este darme cuenta silencioso de todo el proceso de mi existencia he decidido aceptar lo que voy encontrando y mostrarme como soy o al menos aproximarme a una muestra de lo que voy comprendiendo de mi misma.








miércoles, 31 de agosto de 2016

Lobos con piel de cordero


Me cabrean los lobos con piel de cordero. En el Congreso hoy se han juntado un buen puñado de esos lobos que pretenden convencernos reiteradamente de que van a cumplir con responsabilidad y justicia con sus obligaciones. Una vez más demagogia, tartamudean, lenguaje no verbal lleno de incumplimientos de pactos, indecisión, falta claridad en ideas que además no han sido meditadas, hablan y sus ojos miran hacia abajo, algunos mienten. En política, al menos en la que yo entiendo y respeto, no hay cabida para la opinión, para la duda, no pueden estar encima de una tribuna ni haciendo chistes, ni diciendo nada. Se suceden halagos, insultos, vaivenes gallegos, viajes en el tiempo buscando que el tiempo pase y no exista, para poder burlarse una vez más. Mientras, me pregunto ¿de qué coño se ríen  en sus escaños?. ¿por qué aplauden? ¿qué aplauden?. Aplauden para llenar el tiempo con egos y humo. Aplauden para que se omitan esas palabras que deberían ocupar ese absurdo tiempo de aplausos injustificados. "Algunas cosas van bien, otras mal; algunas cosas las hemos hecho bien otras mal; algunos somos buenos, otros malos" y con estas afirmaciones justifican su proyecto político. Hoy he tenido momentos en los que he dejado de creer en que la democracia puede cambiar este mundo, debe de ser como lo de creer o no en dios. Quizá tenga que esperar a la resurrección eterna... 

miércoles, 17 de agosto de 2016

No ser simplemente máquinas

Fuerte de San Cristobal, sólo miro yo. Foto de Mariano
Decía Sartre que en nuestro acto de elección, como individuos, estamos eligiendo a toda la humanidad. Sería como decir que cuando elegí ser filósofa o madre o carpintero, es porque consideré que era la mejor elección posible, sería absurdo pensar lo contrario, cuando la que he elegido soy yo!. Y desde el momento de mi elección condicioné a toda la humanidad en una especie de imitación a ser todos filósofos, madres o carpinteros, porque era la mejor elección. La mayoría estamos acostumbrados a ser imitadores y repetidores, ni pizca de originalidad ni creatividad. Ser espectador es un hábito asumido debido a nuestra sumisión a cualquiera de los sistemas que nos rodean. Mirar y repetir no lleva a ningún lugar, simplemente dejamos a un lado nuestro individuo y en la confusión e incluso en la pérdida de nuestra individualidad, nos dejamos guiar por el sistema. Cualquier ideología, sistema o doctrina de la actualidad, se ha vuelto lo más importante. Todos tenemos la necesidad de identificarnos con algún grupo para evadirnos de la realidad. Si no sigues a alguien o comulgas o estás afiliado o te identificas con...eres un extraño. El sistema se ha tragado al individuo y el individuo no quiere ser rescatado, porque esa pertenencia al sistema le exime de elegir, los demás ya han elegido, el individuo solo tiene que sobrevivir. No debemos renunciar a la individualidad, al final la sociedad es eso, suma de individuos, pero de individuos no manipulables, no reutilizables, no moldeables. Nuestro sistema educativo también está basado en la repetición, por eso se desintegra. Individuos libres dispuestos a crear y a descubrir la verdad. Y no ser simplemente máquinas...