He aquí la muerte del héroe, del más justo de los hombres. La mosca "cojonera" que algunas llevamos dentro se levanta para rendir culto al maestro y a su sabiduría que tan sólo radica en saber escuchar, paladear las palabras, preguntar y despertar a la razón cada mañana.
Yo a veces no me conozco, dice el idiota y sigue durmiendo sin preocuparse ni un segundo en respetar su ignorancia. Yo quiero conocerme dice el ignorante y sale corriendo a la caza de la razón crítica, la que explique su existencia.
Los justos mueren serenos, silenciosos; porque saberse inmortal te hace más sabio y más justo. La cicuta sabe a libertad, a trabajo bien hecho, a ironía, a destruir errores y construir verdades...sabe a justicia.
(Dedicado al que ama lo que escribo y me ama)
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