Lo malo no es entrar en política, lo terrible es no poder salir.
Esto es lo que les pasa en la actualidad a nuestros políticos, que
se han aferrado tanto a su sillón, a su ideología a veces
desgastada y ambigua, a su protagonismo permanente; que cuando llega
el momento de irse no pueden y fracasan.
No saben que un país no lleva colgado el cartel de propiedad
privada....por favor ¿alguien podría escribirlo en sus agendas con
cierta frecuencia?. Supongo que con tantos asesores alguno podrá
cumplir con esa honrosa y necesaria tarea.
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