Siempre perdiendo el tiempo. Cuando el poder llega la dignidad y la honestidad desaparecen. Incluso desaparece la verdad. Los detenidos de Alsasua a punto de ir a la cárcel por tomar unas copas de más y faltar a "la autoridad" o al abuso de autoridad. Cifuentes y otros ilustres políticos con adicción a los títulos, descojonándose de risa porque les hemos dado el poder de reír, de engañar, de comprar y vender personas, títulos y libertad. Los pensionistas protestan para mejorar su calidad de vida y sus pensiones, sólo subirán con más retórica que oculte la verdad. El plástico se come el planeta y los datos maquillados y la mirada del poder hacia otro lado no impedirán que dejemos de respirar. Los pobres se mueren y los ricos se alimentan de la pobreza de los demás. Los estudiantes piden dimisiones, los profesores piden dimisiones, otros partidos piden dimisiones, la sociedad pide dimisiones. Todos exigen dimitir de su responsabilidad, la culpa siempre es de los demás.
Alétheia para los griegos, desocultamiento del ser, la verdad es "aquello que no está oculto, que es evidente"
Pero ahora la verdad se ha convertido en lo que uno es capaz de creer, tragar y aceptar desde su sillón, por comodidad. La verdad consiste en tu capacidad de ocultar lo que no quieres ver porque es triste. Es mi verdad, Preferimos que siga oculta a tener que implicarnos en cambiar las cosas. Preferimos que no haya verdad, porque a veces es necesario "salir a tomar el aire y desconectar para poder seguir"(como me decía mi amiga Patricia hace un momento). ¿Se puede desconectar de la verdad? y si así fuera, ¿para qué?.
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