Sin duda alguna, el peor dolor es el del Alma. Mi madre ha muerto y me he despertado de madrugada creyendo que al asomarme a la habitación la escucharía respirar de nuevo. No estaba. Mi madre ha muerto y no me sale explicar lo que duele la punzada que aprieta mi corazón, mi espalda, mi vientre, mi alma.
Mi madre ha muerto y su precipitada ausencia me priva de respirar con cordura y también me voy muriendo.
Hoy, solo escribo para Elisa, mi hermosa y valiente madre. Va por ella, mi lectora favorita, la incansable, la crítica más amable y agradecida. Espero que haya wifi para tu tabla y puedas leerlo.
Y ahora, solo se llorar, madre mía. Prometo volver a sonreír de nuevo.
La tierra te será leve madrecita, porque el cielo, si existe, habrá puesto alfombra roja y hermosas flores a tu paso, para que entres.
líbranos señor de todo mal , ahora y en la hora de nuestra muerte.....
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