Mi colada de hoy. Mi patio |
El patio de mi madre, pintado por mi hermana |
He de decir que esta peculiar afición de mover la ropa, no la he heredado, gracias a dios. Me consta que mi hermana se ha sorprendido, pese a su resistencia, haciéndolo. Y he de admitir que, aunque no la heredé e incluso me parece algo improductivo, me proporciona cierto placer tender la ropa al sol y recrearme en el olor a limpieza que desprende.
Sacudo la ropa con ímpetu, para anticiparme, en esa sacudida, al posterior planchado y eliminar las dobleces y arrugas. La coloco en las cuerdas con ese orden extraño que solo puede tener la ropa cuando se tiende al sol y pretendes que el sol la caliente y la ponga todavía más blanca y más limpia. Con el paso de los años, al lado de mi madre, la experiencia me ha demostrado que la ropa blanca al sol, se vuelve más blanca.
No sabía que mi madre me había enseñado a lavar la ropa, a tenderla, a recogerla y doblarla, antes de que deje de darle el sol.
Voy de inmediato a recogerla, mamá. Nos vemos en el patio, entre los últimos rayos que acarician la ropa que hoy tendí para ti.
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