miércoles, 16 de marzo de 2022

Hacer lo que tengo que hacer

Hoy he descubierto que los libros de reclamaciones, la atención al cliente, al paciente, al ser que existe en general y actúa, los espacios habilitados para quejas y denuncias y demás insípidos no lugares; existen porque la gente no hace lo que tiene que hacer.
De nuevo, como cielo cargado de arena del desierto, acecha la mediocridad y siento rabia.
En los últimos 15 días de mi vida hemos conseguido que tres situaciones de absoluta negligencia, porque alguien no hizo bien su trabajo, se solucionen a fuerza de reclamación acompañada de ese plus de cabreo español, sin el cual la simple queja educada no funciona.
Se perdió un libro en tierra de nadie y en lugar de una disculpa, recibes un ataque porque dicen que no pudieron cobrarlo. Tras el cabreo obligado, al día siguiente llega el libro a mi recóndito pueblo.
Casi se pierde la vida de mi padre porque fallan múltiples gestiones hospitalarias. Este suceso lleva ya tres reclamaciones y tres cabreos monumentales. Al final y al límite de la existencia de mi padre y de la nuestra propia, resuelven a nuestro favor y a favor de lo que es considerado humanidad y que ha desaparecido en medio de tanta mediocridad. Al tercer cabreo hacen los deberes y rectifican, para entonces yo personalmente ya he muerto.
El tercer escarceo llega hace tres días: falla insistentemente la entrega de un mueble. Ni tenemos prisa, ni hemos exigido ningún plazo de entrega, pero se empeñan en llamarnos cada día para confirmar la entrega al día siguiente. Ya van tres días, la queja y el cabreo se hizo efectivo hoy y los malos modos consiguen, una vez más, el éxito esperado: mañana sin falta el mueble aterrizará en mi casa a la hora que a nosotros nos venga bien.
A mis alumnos y alumnas les repito muchas veces la importancia de hacer lo que tienen que hacer, con mi alma estoica en una mano. Entienden la frase, entienden los ejemplos que les pongo, entienden que todo funcionaría bien si se cumpliese. 
En la otra mano, llevo un libro de reclamaciones, por si no lo entendieron bien.
 

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