jueves, 24 de noviembre de 2022

El espacio en que no estás

En la pantalla de ese ordenador de la biblioteca, al que tuvo que irse adaptando, siempre estaba el gato.  En invierno, un calefactor siempre pegado a sus pequeñas piernas. En el cajón, un plátano que siempre se comía más o menos a la misma hora y con el que a veces los chicos hacían esas pequeñas bromas que ella permitía a carcajadas y diciendo hay que ver.... 
Tenía la mesa en el sito principal, vigilante incansable que con su voz, también pequeña, reñía y reía en la misma proporción. Repetía en el recreo que no se podía comer en la biblioteca, les mandaba callar y no callaban y entonces se volvía gruñona y taconeaba desde la mesa hasta cualquier punto de la biblioteca en el que se necesitase una buena bronca.
Una nunca sabe que se tiene que morir, pero aunque lo hubiese sabido, creo que su vida, no habría sido muy diferente.
He de decir que nos teníamos la una a la otra, en este espacio lleno de libros que casi nadie leía, un mausoleo que desde que decidí instalarme en él de manera permanente, me sentí como una okupa en la vida de Viti. Al principio me miraba de reojo y cuando empecé a llenar la biblioteca de alumnos/as a cada hora, se enamoró de la filosofía, de la inteligencia emocional, de la sexualidad, Platón, visitas extras, trabajos en grupo y la complicidad que los chicos y yo íbamos trabajando cada día.
A veces lloraba con las historias de aquellos que nos visitaban y entonces con disimulo limpiaba su nariz y sus lágrimas. A veces terminaba su turno de trabajo y se quedaba un poco más para escucharnos. A penas unas sesiones más y hubiera expedido su título honorífico de filósofa bibliotecaria.
Ya ves, Viti, mantengo activo este espacio que tanto nos gustaba y que en silencio y en secreto muchas veces hemos compartido. Tú me decías lo buena profesora que era y lo que estabas aprendiendo y yo escuchaba las historias de tu vida, que como tú solo sabes, me sirvieron para seguir aprendiendo. 
Casi no coincidíamos en nada: ni opiniones políticas sobre este pueblo, ni sobre la educación, ni sobre el mundo que nos había tocado vivir.... Pero a Viti y a mi, no nos importaba.
Ten en cuenta que siempre nos quedará la biblioteca, querida amiga. 
Postdata: echaré de menos tu estado de wasapp diciendo hasta mañana.


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