jueves, 11 de abril de 2019

El miedo a la filosofía

En los últimos días podría escribir el guión de una película cuyo título, "Desmontando a Judit", incluyese a todos los adolescentes que enredados en los pensamientos filosóficos acaban rallados.
Judit
Chicos que al principio del curso y atraídos por el platonismo, creyeron que eso era razonable, asintieron sin ninguna duda acerca de que el mundo son sombras y decidieron que no se dejarían engañar. Creyeron que toda la ristra de filósofos que hemos ido desgranando decían cosas lógicas que se correspondían en muchos casos con esos pensamientos inconfesables que en algún momento podían haber tenido.
Tuvieron miedo de no llegar a ser mayores de edad, miedo a no poder saltar la estrecha zanja que les hará libres del rebaño y les convertirá en ovejas negras. 
Llegó el empirismo, el escepticismo, el racionalismo y fueron mecidos a veces por los sentidos, a veces por la razón y a veces por un genio maligno que no les dejaba estar ni dormidos ni despiertos. En ocasiones el vacío, la duda existencial, la angustia. 
Y de repente "Pum... nos vienes diciendo que dios ha muerto, que hay que vivir la realidad, que la humildad y cosas así son valores inventados por la religión...y estoy desmontada"
Y esos esquemas que no están completos vuelven a desaparecer y algunos tienen el suficiente coraje para no esperar una construcción estable. Saben que se volverán a caer a poco que miren hacia dentro cuando intenten conocerse a si mismos.
Descubren que eso es la vida, que nada es seguro y menos cuando se trata de filosofía. Que todo cambia. 
E incluso gritan para que por favor les abramos la caverna, el redil, la razón y les tratemos sin piedad para despertar.



jueves, 7 de marzo de 2019

8 de Marzo

Ayer hablaba con un amigo sobre lo razonable de hacer huelga o no hacerla, hoy día 8 de marzo y llegamos a la conclusión de que lo razonable, al fin y al cabo, era que cada una sepa el motivo por el que la hace o no.
Elisa, mi madre
Yo no hago huelga ningún 8 de marzo, elegí la opción de celebrar ese día, con  más intensidad si cabe, el poder tener un trabajo, como mujer, al que ir cada día. Un trabajo en el que no me discriminan, en el que tengo un sueldo justo y equiparado a cualquier hombre, un trabajo donde ser mujer o no pasa desapercibido. Elegí la opción de enseñar ese día a mis alumnos, con más pasión incluso, por qué somos iguales. Contarles que mi madre no pudo estudiar porque era mujer y le habría encantado ser maestra. Que sepan que las mujeres no eran como ahora, que no salían solas, que no iban a los bares ni al cine solas, que no paseaban solas y que casi no se les permitía ser mujeres.
Judit y Patricia
Hemos conseguido grandes cosas y reconozco que este día especialmente me gusta recordarlas y recordárselas a todo aquel que me pregunta por qué no hago huelga. 
Mi no huelga es por las mujeres que a día de hoy conseguirán llegar a donde quieran. Mi no huelga es también de veneración, por mi madre y por todas las mujeres del mundo que hoy no son lo que soñaron ser porque la historia no se lo permitió. 
Va por ellas señores.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Desobediencia civil

¿Se puede desobedecer la ley cuando en conciencia se considera que es injusta? 
Perdonen que me esté descojonando, de tanta pantomima política, mientras escribo esta entrada.
En veintimuchos años al frente de la educación, pueden suponer que he sobrevivido estóicamente a todas las fantasmales leyes educativas. A este buenquehacer que es aprender a tener un pensamiento crítico para poder simplemente vivir, lo han llamado de todo (menos puta): ética, ética y ciudadanía, educación para la ciudadanía, filosofía y ciudadanía, valores éticos, educación para los derechos humanos.... Han programado y desprogramado contenidos al antojo de cualquier "experto en la materia", criterios mínimos, estándares de aprendizaje...y han creado leyes. 
Culpable: he desobedecido. 
He rellenado papeles amablemente para cubrir las exigencias institucionales (papeles que nadie lee y viven amontonados), pero he seguido enseñando y educando a mis chicos en el uso del diálogo, de la escucha, del pensamiento crítico, del trabajo cooperativo, la tolerancia, la igualdad,  la gestión de sus emociones, la justicia, los valores necesarios para conocer y conocerse, lo importante para que no te coman en medio de cualquier selva. 
Ahora vuelven a la carga, ¿valores cívicos?, ¿en serio?. Eso sumado a la propuesta, de algún partido iluminado, para crear una asignatura troncal que se llame "feminismo liberal" me ha cortado la digestión existencial.
Queridos alumnos, pregunta para pensar:¿Se puede desobedecer la ley cuando en conciencia se considera que es injusta?. Como siempre espero que me sorprendáis con vuestras ingeniosas reflexiones. 

martes, 15 de enero de 2019

He decidido sobrevivir

Molino del Duque, en La Codosera
He decidido sobrevivir al erotismo que me regala la vida y que a veces no puedo coger por incompetente. Sobrevivir a las noticias del telediario, cuando apenas puedo comprender el sufrimiento de lo que dicen. He decidido sobrevivir a la esperanza porque a veces creo que solo es medicina para las debilidades. Sobrevivir al tiempo, a las inseguridades, a la toxicidad que se vuelve contra uno mismo. Sobrevivir al espacio vital que a veces asfixia, a la libertad convertida en cadenas para el alma. Sobrevivir a la ausencia de tu mirada, a mi tristeza por no poder tocarte una vez más. Voy a sobrevivir porque he decidido que es necesario sobrevivir a todo lo que arrastra el tiempo, a lo interminable, a la violencia contra el ser humano, a la violencia. Sobrevivir al miedo que nos condena a dejar de cometer locuras, a dejar de vivir. Sobrevivir a las personas que atrapan, que insultan, que odian y no entienden que esto va de vivir. Sobrevivir a los malos de las películas malas, a las opiniones, a las verdades inmutables y absolutas que nunca he poseído. Sobrevivir a la incapacidad de expresar emociones, de emocionar y emocionarte. Sobrevivir a lo que se dice y a lo que nunca dijimos porque las palabras son insuficientes. Sobrevivir al cabreo ante cualquier injusticia. Sobrevivir al tío que tapona mi garaje, al que llega tarde, al que nunca llega y te deja esperando. Sobrevivir a los besos que nunca dimos, a los que robamos cualquier tarde, a las caricias fugaces y a las que dejaron huella en nuestra piel. Sobrevivir al placer de poder ir simplemente sobreviviendo.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Vivir sin darte cuenta


Hay días en los que realmente necesitas vivir sin darte cuenta. Hoy es uno de esos días sin más. 

Esta noche he vuelto a sacar el traje de heroína y he paseado por el universo, desgranando cada instante de la vida. He viajado sobre lo absoluto, lo relativo, lo moral,  lo inmoral, lo efímero y lo eterno. He clasificado los acontecimientos y he querido ver de cerca que el tiempo no tiene existencia, para justificar que no puede hacernos daño.
He estado flotando entre el ser y la nada, entre estar y no estar. 
He acariciado algunos granos de esa felicidad que dicen que existe, pero que está en ninguna parte. Me he desposeído de todo lo que tengo y desnuda me he tirado al vacío para ver que se siente: he encontrado solo vacío.
Esta mañana, que paradoja, he buscado a fondo pero no he podido encontrarme a mi misma. Por eso hoy quiero vivir como si no existiera, para descansar del dolor de la existencia.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Palabras y cafés

Hay tantas cosas que no sabemos. Joder, hay tantas cosas que no sé. Hoy me he dado cuenta una vez más, a modo sofista, que el lenguaje es un elemento indispensable para el conflicto, pero también es un instrumento inevitable para conseguir el encuentro fundamental con uno mismo. He estado tomando un café, primero con una alumna luchadora que ha tomado a su corta edad grandes decisiones, porque ha descubierto que estar en esta vida y en este mundo es un extraordinario regalo y que merece la pena el esfuerzo. Más tarde otro café con un alumno que andaba necesitado de tomar café, mientras alguien escuchaba con atención cómo ponía voz a todos los pensamientos que llevaba acumulados y empujaban por salir.
Y en esta agradable sentada que he disfrutado junto a ellos, he descubierto lo difícil que es aceptarnos, asumir los errores y discutirlos para demostrarnos que efectivamente son errores y que no pasa nada. He descubierto que soy bastante inútil para comprenderme, que somos bastante inútiles para comprendernos. Hemos descubierto que nada está decidido, que podemos cambiarlo.
Una alumna valiente que ha decidido que no quiere ser infeliz, que no va a conformarse, que va a sonreír todo lo que sea posible sonreír y que se va a reír a carcajadas de sus idioteces. Un alumno valiente al que esta tarde he visto brillar, satisfecho de haber descubierto que puede cerrar los ojos y descubrirse un poco más.
Agradecida al lenguaje que nos ha permitido hermosos encuentros esta tarde, agradecida al lenguaje que nos ha permitido enormes confusiones y aciertos. Agradecida.

martes, 17 de julio de 2018

Hay sitio para todos



Chaplin en su discurso final, entre muchas cosas, decía que hay sitio para todos, pero que "hemos perdido el rumbo."
Acabo de regresar de mis vacaciones. He estado viajando por el norte y este de España, observando y viviendo. Cada zona con su idiosincrasia particular, a veces no compartible, no se si por ignorancia o por desapego hacia el resto de los seres humanos. He observado en silencio las quejas que se repiten en cualquier parte acerca de lo que siempre molestan los demás. He decidido prestar atención a mis propias quejas también y parar. Por primera vez quizá, no he discutido ociosamente acerca de lo que me contaban, su opinión como ciudadano de un lugar determinado que se siente agredido por la masificación de turistas o inmigrantes o personas que sin más llegaron desde algún sitio (nadie sabe por qué o no quieren saber), no iba a cambiar con un conflicto dialéctico. Y quizá mi opinión tampoco, porque siempre pensé como los estoicos que somos ciudadanos del mundo. Siempre pensé como Chaplin que "la tierra es rica y puede proveer a todos". Y que en el término medio está la virtud y que seguro que no es tan difícil acercarse a ese término medio y hacer del mundo un espacio de todos, respetable, justo y amable. Para eso tenemos que darnos cuenta de que "pensamos demasiado y sentimos muy poco" y que la inteligencia no sirve de nada si no hay humanidad.
Quiero decir que gracias a la observación silenciosa también he podido darme cuenta de que hay muchas personas amables, sonrientes, que hacen todo lo que pueden e incluso lo que no pueden por los demás. Seres fantásticos que siempre han estado en el camino y que me ha costado escuchar, que hacen lo que pueden desde su sitio y que dejan también hacer a los demás sin conflictos, sin valoraciones. De estos últimos seres quiero formar parte, sin lugar a dudas.