martes, 14 de noviembre de 2017

Dejar salir al ser humano que llevan dentro

Cuacos de Yuste. Silencio. Foto de Mariano
La escuela debe permitir que salga el ser humano que llevamos dentro. La escuela no puede aprisionar a los chicos y no dejarles respirar. El aprendizaje individual e interior tiene que ser respetado y los educadores nos hemos ido convirtiendo en adultos que han perdido la capacidad de captación y necesitan explicarlo y hablarlo todo. Al final no hay hueco para sus descubrimientos, se los hemos robado con nuestra verborrea imparable.
Los alumnos suspiran todo el tiempo, la angustia forma parte de su lenguaje coloquial, han dejado de escuchar el silencio de su mente para escuchar el ruido de su cuerpo.
Depresión endógena de Vostell
Estamos muy lejos de pensar que el autoconocimiento es necesario, porque nos asusta penetrar en nosotros mismos. Los chicos andan perdidos en cuanto a ellos mismos se refiere, a veces les encuentro mirando a la nada o al infinito o simplemente no mirando. Buscan respuestas a ese estado de desasosiego permanente, a ese estar fuera de la realidad que son nuestras escuelas. Los centros educativos no se parecen al mundo en el que vivimos, les decimos qué hacer, pero no les dejamos actuar, a veces ni tan si quiera pensar, porque les damos todas las respuestas. Les decimos qué hacer, pero no les preparamos para la acción efectiva, la física, la evidente; la que se van a encontrar cada vez que salgan por la puerta.
En mi cabeza siempre una pregunta martillea mi alma ¿cómo se sienten?. Yo no quiero que sean zombis, quiero que sean caminantes y que disfruten del camino. Yo no quiero que estén sentados al unísono y por eso me encuentro tantas veces buceando en sus almas y en sus mentes, para escuchar sus silencios, sus aprendizajes y sus sueños.



jueves, 9 de noviembre de 2017

El sinsabor educativo

Recién acabamos de ver Matrix en 2º de bachillerato.Tras pasear por la filosofía de Platón y decidir si tomar la pastilla roja o la azul, nos encontramos con la necesidad o la contingencia de la verdad. Recién hemos disfrutado también del "Rigor en la ciencia" y hemos descubierto la sugerencia borgiana de desmenuzar el mapa para  sentir el territorio y de nuevo, la aparición de la verdad y también la realidad. En nuestra elección está nuestro premio o nuestro castigo. En nuestra elección hemos comprendido que está nuestra responsabilidad ante lo elegido. Es nuestra elección la que nos presentará la verdad que deseamos saber o la que, como necios, necesitamos ignorar. Hemos comprendido también que no somos libres en nuestra elección, siempre determinada por el ojo que nos mira, por los otros que nos empujan a elegir y a no hacer uso de la libertad.
Después de esto viví otra película más insípida, más próxima a la realidad que no comparto: un sistema de control educativo y parental se cierne sobre nuestras comunidades educativas, el llamado cuaderno del profesor se moderniza, aún más, para permitir que nuestra libertad y la de nuestros chicos quede definitivamente extinguida. 
Dejo la pastilla azul para los que quieran instalarse en la ilusión y en la ignorancia. Yo he decidido abrazar la dolorosa verdad y he tomado la pastilla roja, porque habría fracasado moralmente de no hacerlo.