martes, 3 de noviembre de 2015

Dinamitar el sistema educativo

Convencida de que el sistema educativo no necesita reformas sino dinamita, aplaudo la valentía de J.A. Marina y envidio la oportunidad que tiene de colaborar en la elaboración del libro blanco del docente. Frente a las voces que se alzan contra él quiero decir, desde mi calidad de profesora autodidacta, innovadora y dinamitadora que el sistema está enfermo. Que las escuelas de magisterio fallan desde el momento en el que se limitan a recoger a alumnos/as rebotados de las ciento de carreras en las que no pudieron entrar por falta de nota y que no tienen ni vocación ni ganas; alumnos/as que harán sus prácticas con algunos de los maestros mediocres que ha generado el sistema y por tanto seguirán sin encontrar el rumbo del buen educador. Las universidades están llenas de alumnos/as que aprenderán conocimientos pero no pedagogía y llegarán a las aulas como meros transmisores de lo que saben pero sin empatía y sin capacidad de enseñar porque nadie les contó cómo se hacía. Que superar una oposición no garantiza que eres un buen profesor, recitar como un papagayo parte de un temario delante de un tribunal que además está jodido porque le han fastidiado el verano y cobra una mierda y apenas te escucha, insisto, no garantiza la calidad del profesorado. Que efectivamente ser funcionario no es un puesto vitalicio en el que uno se instala como si del sillón de casa se tratase. Ser conscientes de que estamos educando, motivando, haciendo crecer a seres humanos para que sean mejores, con más conocimientos. Ser conscientes de que nuestros centros educativos son lugares sagrados, que tenemos la obligación, la responsabilidad y el placer de construir en nuestros alumnos/as los principios que guiarán su vida...y no es poco. Hay que dinamitar el sistema y construir de nuevo y garantizar la formación de los docentes, de los apasionados del arte de educar.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Escuchando a Malala

Ayer por la noche escuchando una entrevista a Malala no me centré en sus palabras solamente, me fijé en sus manos, en su cara, en el pañuelo rojo-anaranjado que la cubría, en su lenguaje corporal. El discurso que salía de sus labios es el mismo que pronunciamos varias veces delante de los que no quieren comprender qué es de verdad la educación y que ella ha pronunciado también delante de sordos líderes políticos. Tengo una alumna que tampoco encuentra el momento de cambiar el mundo, que se le queda pequeño cada vez que debatimos sobre lo existente, lo inaudito, lo absurdo, lo obvio, lo triste, lo corrupto...Sus manos son como las de Malala, abiertas y expresivas; su rostro también sereno es capaz de dejar ver sus pensamientos y su rabia. Siempre le digo que encontrará su momento, que cualquier día se chocará con esa lucha que hará suya. Las personas inconformistas siempre encuentran su lugar en el mundo. Los seres humanos están destinados a no comprender la importancia de los acontecimientos hasta que es demasiado tarde y estos les engullen y es entonces cuando empiezan a gritar y a manifestarse y a querer salir de donde quiera que estuvieran perdidos. Y siempre tiene que haber personas como Malala, Elena, María, Cristina, Antonio... dispuestos a recoger esos gritos y hacerlos suyos para abrir el camino y los oídos de quienes no saben escuchar.
"Teníamos dos opciones, estar calladas y morir o hablar y morir, y decidimos hablar"(Malala)