jueves, 5 de diciembre de 2019

La educación y el Otro

Hay muchas cosas que no entiendo. Lo cierto es que intento comprender las situaciones que van apareciendo en mi vida con la mejor actitud posible, pero no siempre lo consigo y no siempre lo veo con claridad. Se podría decir que me acompaña permanentemente una gran dosis de ignorancia que no me molesta del todo, porque me hace más fuerte y más curiosa.
En estos días ando exprimiendo con "mis filósofos" la visión del Otro y no he podido evitar analizarme como Otra. Desde luego no he llegado a esa terrible conclusión de Sartre "el infierno son los demás", pero si me he dado cuenta de que para muchos el enemigo, desgraciadamente, es el Otro.
Yo no trabajo, yo disfruto. La educación se ha convertido para mi en un regalo inesperado. Cuando me pongo delante de los alumnos, dispuesta a enseñarles algo rozo el éxtasis, se que a veces se inundan mis ojos de lágrimas por las emociones que experimento con ellos. Miro sus caras, sus ojos curiosos, esperando aprender algo diferente y es fantástico descubrir que puedo enseñarles algo. Me siento tan responsable de su aprendizaje que no puedo parar de investigar para no ser el enemigo. Esta Otra que soy yo para ellos va en son de paz, poniendo a su disposición todos los conocimientos que poseo y todas las habilidades que sigo, a día de hoy, investigando.
No puedo entender que todos los docentes del mundo no se den cuenta de la magia que podemos desprender dentro de un aula. Cada vez que sacamos un conejo de la chistera en forma de ecuaciones, fórmulas, poemas, filósofos o música, ellos están ahí dispuestos a atraparlo todo y a abrir la boca con una sincera admiración. Tenemos el poder de conquistar a esos "locos bajitos" y solo tenemos que hablar.
Ayer les dije a mis chicos que tengo varios principios desde que empecé en esto de la educación y uno de ellos es que cuando agarro el pomo de la puerta para entrar en un aula, todas mis mierdas se quedan fuera. El Otro que no es la profesora de filosofía o de ética se queda fuera, porque no sería justo que entrase conmigo a reventarme la clase.

viernes, 1 de noviembre de 2019

Día de santos

En Ruanes un día de familia, migas y sol
Las mejores reuniones tienen lugar cuando no son planeadas. Hoy hemos jugado con la improvisación, desde que nos hemos encontrado en el cementerio de Ruanes, hasta que nos hemos despedido a media tarde.
En el cementerio, visita obligada por ser hoy el día de todos los santos: flores, velas, recuerdos, echar de menos a los que se fueron y a los que no pueden estar. Repasar las lápidas, como si en esa búsqueda pudiésemos borrar los nombres de nuestros muertos y resucitarnos. La familia siempre imprescindible y adorable. Esa familia que aunque esté lejos y tengamos que reconocernos de nuevo, te abraza como si te hubiese visto ayer.  A continuación cerveza en el único bar del pueblo. Añoranzas, correr para ver quien paga primero, sin pereza por pagar. Generosos con su tiempo y sonrientes. La segunda parada son unas riquísimas migas para que coma todo el pueblo y que permiten que comamos en familia, con los nuestros, con los amigos y conocidos de siempre, que deciden volver en estos días de recuerdos.
Una foto sincera. Los que no están se presienten en algunos rostros. Un café variado para terminar la tarde y buena conversación. Hablamos de las raíces, de los nuestros, de lo bien que estamos a pesar de los años, de que en esta familia hay buenos genes y como dice Mariti, hay buena gente.
Hemos quedado dentro de un año en el mismo sitio. Hasta entonces.

domingo, 1 de septiembre de 2019

Bailar en verano

Este verano las grandes cosas de los pueblos me abrazan y agradecida me dejo simplemente abrazar.
The Polers
Anoche pude disfrutar de un hermoso concierto, el primero de The Polers, en la plaza del pueblo. Resonaba en mi cabeza aquella de Tequila: vamos a tocar un rock and roll a la plaza del pueblo... y hubo algo de rock and roll. 
La selección musical, estupenda. La música sonaba bajo las estrellas, entre estrellas. Olía a cerveza, a verano, a personas recién salidas de la ducha, vestidas y preparadas a conciencia para  la ocasión. Hacía días que no pasaba por allí y escuché mi nombre y recibí abrazos de la gente estupenda de este pueblo en el que prácticamente estoy siendo pedagógicamente adoptada y amablemente aceptada.
Olía a noche de verano de finales de agosto, a las últimas terrazas que apuran el último público del verano. Olía a despedida de estudiantes que regresan a la universidad, a lágrimas de padres que están llorando ausencias inmediatas. El aire tenía un sabor nocturno, era una de esas noches en las que no te importa si se para el tiempo porque todo está bien. Alguien te invita a lo que estás bebiendo sin previo aviso, alguien te toca el hombro y te cuenta cómo le ha ido el verano y qué alegría verte de nuevo de vuelta un curso más. Alguien siempre extraordinario te lanza un beso desde lejos o se queda un rato a tu lado para contarte sus planes, sus sueños, sus días. Alguien graba y fotografía todo para recordar el éxito musical. Bailamos, suenan a coro los aplausos, suenan los amigos y amigas que se han congregado en ese leve espacio del que de una forma casi mágica no podemos salir, no queremos salir. Hay resistencia a que llegue el final.
Y un día de estos nos tomamos unos cafés y charlamos porque nos echamos de menos. Gracias.

domingo, 25 de agosto de 2019

Morir en verano

El verano es una época pesada para morirte. Hace demasiado calor para morir y demasiado calor para que las personas que van a acompañarte se tengan que desplazar, llorar y sudar sin parar. Los días de verano encierran esa pereza infinita que yo estimo que es inapropiada para morir. 
Y sin embargo, hay personas que mueren en verano. Las estaciones del año ni entienden lo que es la pereza, ni lo  que es inapropiado y en definitiva, no entienden lo que es la muerte.
Lo vivido hace unos días, me ha hecho ver una vez más que el ser humano es extraordinario, imprevisible y generoso, incluso ante la muerte. ¿Qué será estar muerta?. ¿Qué será morir sola?. Ahora se que, al menos en nuestros pequeños pueblos extremeños, nadie muere solo. He visto como en un instante y sin previo guión los habitantes de un pueblo han llevado a cabo todo lo necesario para que el camino de aquel que inesperadamente ha muerto sea más fácil para todos, para el muerto, para los ausentes, para los que han de venir y adaptarse al clima funerario, para los que habrán incluso de morir algún día. 
Alguien muere y entonces todo sucede sin más: alguien llama a un médico, alguien cierra las puertas y baja la persiana, alguien se pone en contacto con la familia que está lejos, alguien consigue hablar con el cura, alguien trae agua fresca y vasos y fanta... porque el día de calor es terrible, alguien saca sillas a la puerta para los acompañantes, muchos lloran, alguien se ofrece para lo que haga falta, alguien cocina por si se necesita comida, todos esperan en voz baja a que lleguen los familiares y consolar su llanto inconsolable. Alguien muere y todos van a una desde el principio hasta la despedida final en el cementerio. Porque además y a pesar del terrible calor todos van caminando detrás del coche fúnebre para dar el último adiós.
Mi padre dice que donde está la muerte está la vida. Así es sencillo vivir y morir. Gracias.


martes, 23 de abril de 2019

¿El debate decisivo? o ¿el circo decisivo?


No hay nada más doloroso y triste para los ciudadanos que ver cómo buscan en la política un escondite para sus debilidades los mal llamados"líderes políticos".
En la primera pista Albert Rivera pegado a sus cuerdas de marioneta mediática resulta ser un maleducado, que a modo de Pepito grillo interrumpe sin parar. No quiere que vean sus encadenadas salidas de tono y su no saber. En la pista número dos Pablo Casado exhibe su ignorancia. Hay que reconocerle que lo hace con modernidad, ofreciendo frases hechas, cartelitos de colores y chascarrillos que enmascaran su arrogancia de niño malcriado. En la pista número tres Pablo Iglesias con su demagogia inconfundible y su condescendencia. Está pensando: hay que estar moderado que ahora me juego la presidencia. En la pista número cuatro Pedro Sánchez con su papel aprendido no vaya a peligrar el trono conquistado.
Y llevan nuestros problemas de un lado a otro como un puto partido de tenis, solo les falta decir "rebota rebota y en tu culo explota". Y todo esto lo opino yo, que no tengo ni idea.
He retrasado mi sueño esperando un buen debate y debo haberme equivocado de canal, de país o de mundo. Y si espero un rato más arreglan el sistema educativo (jajaja)
¿En serio vamos a votar el 28 de abril a esta gente? 
Voy a dormirme y a pellizcarme y con un poco de suerte el genio maligno cartesiano me habrá jugado una mala pasada y mañana despierte de este trastornado sueño.

jueves, 11 de abril de 2019

El miedo a la filosofía

En los últimos días podría escribir el guión de una película cuyo título, "Desmontando a Judit", incluyese a todos los adolescentes que enredados en los pensamientos filosóficos acaban rallados.
Judit
Chicos que al principio del curso y atraídos por el platonismo, creyeron que eso era razonable, asintieron sin ninguna duda acerca de que el mundo son sombras y decidieron que no se dejarían engañar. Creyeron que toda la ristra de filósofos que hemos ido desgranando decían cosas lógicas que se correspondían en muchos casos con esos pensamientos inconfesables que en algún momento podían haber tenido.
Tuvieron miedo de no llegar a ser mayores de edad, miedo a no poder saltar la estrecha zanja que les hará libres del rebaño y les convertirá en ovejas negras. 
Llegó el empirismo, el escepticismo, el racionalismo y fueron mecidos a veces por los sentidos, a veces por la razón y a veces por un genio maligno que no les dejaba estar ni dormidos ni despiertos. En ocasiones el vacío, la duda existencial, la angustia. 
Y de repente "Pum... nos vienes diciendo que dios ha muerto, que hay que vivir la realidad, que la humildad y cosas así son valores inventados por la religión...y estoy desmontada"
Y esos esquemas que no están completos vuelven a desaparecer y algunos tienen el suficiente coraje para no esperar una construcción estable. Saben que se volverán a caer a poco que miren hacia dentro cuando intenten conocerse a si mismos.
Descubren que eso es la vida, que nada es seguro y menos cuando se trata de filosofía. Que todo cambia. 
E incluso gritan para que por favor les abramos la caverna, el redil, la razón y les tratemos sin piedad para despertar.



jueves, 7 de marzo de 2019

8 de Marzo

Ayer hablaba con un amigo sobre lo razonable de hacer huelga o no hacerla, hoy día 8 de marzo y llegamos a la conclusión de que lo razonable, al fin y al cabo, era que cada una sepa el motivo por el que la hace o no.
Elisa, mi madre
Yo no hago huelga ningún 8 de marzo, elegí la opción de celebrar ese día, con  más intensidad si cabe, el poder tener un trabajo, como mujer, al que ir cada día. Un trabajo en el que no me discriminan, en el que tengo un sueldo justo y equiparado a cualquier hombre, un trabajo donde ser mujer o no pasa desapercibido. Elegí la opción de enseñar ese día a mis alumnos, con más pasión incluso, por qué somos iguales. Contarles que mi madre no pudo estudiar porque era mujer y le habría encantado ser maestra. Que sepan que las mujeres no eran como ahora, que no salían solas, que no iban a los bares ni al cine solas, que no paseaban solas y que casi no se les permitía ser mujeres.
Judit y Patricia
Hemos conseguido grandes cosas y reconozco que este día especialmente me gusta recordarlas y recordárselas a todo aquel que me pregunta por qué no hago huelga. 
Mi no huelga es por las mujeres que a día de hoy conseguirán llegar a donde quieran. Mi no huelga es también de veneración, por mi madre y por todas las mujeres del mundo que hoy no son lo que soñaron ser porque la historia no se lo permitió. 
Va por ellas señores.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Desobediencia civil

¿Se puede desobedecer la ley cuando en conciencia se considera que es injusta? 
Perdonen que me esté descojonando, de tanta pantomima política, mientras escribo esta entrada.
En veintimuchos años al frente de la educación, pueden suponer que he sobrevivido estóicamente a todas las fantasmales leyes educativas. A este buenquehacer que es aprender a tener un pensamiento crítico para poder simplemente vivir, lo han llamado de todo (menos puta): ética, ética y ciudadanía, educación para la ciudadanía, filosofía y ciudadanía, valores éticos, educación para los derechos humanos.... Han programado y desprogramado contenidos al antojo de cualquier "experto en la materia", criterios mínimos, estándares de aprendizaje...y han creado leyes. 
Culpable: he desobedecido. 
He rellenado papeles amablemente para cubrir las exigencias institucionales (papeles que nadie lee y viven amontonados), pero he seguido enseñando y educando a mis chicos en el uso del diálogo, de la escucha, del pensamiento crítico, del trabajo cooperativo, la tolerancia, la igualdad,  la gestión de sus emociones, la justicia, los valores necesarios para conocer y conocerse, lo importante para que no te coman en medio de cualquier selva. 
Ahora vuelven a la carga, ¿valores cívicos?, ¿en serio?. Eso sumado a la propuesta, de algún partido iluminado, para crear una asignatura troncal que se llame "feminismo liberal" me ha cortado la digestión existencial.
Queridos alumnos, pregunta para pensar:¿Se puede desobedecer la ley cuando en conciencia se considera que es injusta?. Como siempre espero que me sorprendáis con vuestras ingeniosas reflexiones. 

martes, 15 de enero de 2019

He decidido sobrevivir

Molino del Duque, en La Codosera
He decidido sobrevivir al erotismo que me regala la vida y que a veces no puedo coger por incompetente. Sobrevivir a las noticias del telediario, cuando apenas puedo comprender el sufrimiento de lo que dicen. He decidido sobrevivir a la esperanza porque a veces creo que solo es medicina para las debilidades. Sobrevivir al tiempo, a las inseguridades, a la toxicidad que se vuelve contra uno mismo. Sobrevivir al espacio vital que a veces asfixia, a la libertad convertida en cadenas para el alma. Sobrevivir a la ausencia de tu mirada, a mi tristeza por no poder tocarte una vez más. Voy a sobrevivir porque he decidido que es necesario sobrevivir a todo lo que arrastra el tiempo, a lo interminable, a la violencia contra el ser humano, a la violencia. Sobrevivir al miedo que nos condena a dejar de cometer locuras, a dejar de vivir. Sobrevivir a las personas que atrapan, que insultan, que odian y no entienden que esto va de vivir. Sobrevivir a los malos de las películas malas, a las opiniones, a las verdades inmutables y absolutas que nunca he poseído. Sobrevivir a la incapacidad de expresar emociones, de emocionar y emocionarte. Sobrevivir a lo que se dice y a lo que nunca dijimos porque las palabras son insuficientes. Sobrevivir al cabreo ante cualquier injusticia. Sobrevivir al tío que tapona mi garaje, al que llega tarde, al que nunca llega y te deja esperando. Sobrevivir a los besos que nunca dimos, a los que robamos cualquier tarde, a las caricias fugaces y a las que dejaron huella en nuestra piel. Sobrevivir al placer de poder ir simplemente sobreviviendo.