miércoles, 27 de julio de 2022

Motivos para comprar una casa grande

Merienda con algunas gladiadoras

Nuria, la que está sentada a mi derecha en la primera foto, me dijo: "querías una casa grande con el objetivo principal de poder acoger a más personas y ofrecerles lo mejor de ti (y lo sabes...jajaja). 
Desde el mes de enero habito en una casa más grande, trescientos metros de espacio que me están proporcionando más de trescientos metros de felicidad.
Mi casa me ha regalado un techo lleno de estrellas y aliento fresco. Me ha regalado la posibilidad de crear rincones hermosos, silencio, soledad, ruidos de pájaros, grillos que hacen efecto llamada, colores, nubes al amanecer, al atardecer, al anochecer. Abro las ventanas y entra la ausencia de ruidos callejeros, los saludos de mis nuevas vecinas, el olor a acera recién fregada.
Comemos mexicano
Muchas veces suena el timbre y siempre hay alguna vecina encantadora con lechugas, ciruelas, calabacines, melones o albarillos. Vecinas que en poco tiempo me han contagiado su tiempo lento, para charlas de las importantes, de las de todos los días. 
Mi casa nueva me ofrece espacios para llenar de amigos, de desayunos, música, comidas, meriendas, bizcochos y tartas horneadas en mi nueva casa, cenas a la luz de la luna y a las velas de citronela. Conversaciones nocturnas desde esa hamaca estoica que me obsequiaron gladiadoras incansables con las que no dejaré de batallar.
Mi nueva casa llama a mis amigos y ellos dejan sus cosas para venir. Traen sus mejores presentes: mousse de pimientos desde Talavera, piruletas de chocolate de nuestra futura abogada, empanadillas de Alburquerque, pijama, plantas aromáticas, un clarinete de música deliciosa en los labios de David, toalla de piscina, berenjenas y bañador. En mi nueva casa hay cojines blanditos para sentarse, césped que amortigua los pasos, estrellas fugaces y satélites, una luna caprichosa que va cambiando de fases ante mis ojos y todos los ojos acompañantes.
En mi nueva casa, mi marido construye parte de las cosas que he soñado, mi hija trae a sus amigos y me rescata de mis tareas críticas, compartiendo mis caprichos pictóricos. Somos un equipo.
La nueva casa, se está preparando a conciencia para acoger a todos los que van llegando y están por llegar: camas, sofás camas, ventiladores en techos, aire acondicionado, piscina, sillones construidos con palés, imaginación y cariño, sábanas suaves, mosquiteras, croquetas caseras...
En fin, Nuria tiene razón, por eso cuando me lo dijo, contesté: que lista eres, querida amiga!