sábado, 17 de septiembre de 2022

Yo antes era un drogadicto


Yo antes era un drogadicto/ que se arrastraba sin honor/ y tenía que robar/ alimentar mi sucio vicio...
Yo sigo siendo un drogadicto/ antes la droga y ahora Jesucristo./ Mi antiguo camello y mi nuevo jefe/ el mismo banco y dos cuentas corrientes. 

Hoy la casualidad me ha permitido conocer a un ser extraordinario de tan solo veintiún años. Teniendo en cuenta la costumbre que tengo de llevarme a mi casa a personas interesantes y vulnerables, si hubiera sido libre, me lo habría llevado. Pero estaba dentro de una burbuja, tan tóxica como las drogas que ha consumido desde que tenía doce años. 
A veces en voz baja, porque el lugar en el que nos hemos conocido no permitía más, me ha ido contando pequeños y salteados fragmentos de su vida: ladrón, drogadicto, violento, habitando una chabola en un barrio marginal, todo el día sentado y colocado o pensando en robar para colocarse, junto a un brik barato de vino. Imposibilitado para dejarse ayudar por su familia, porque la falta de lucidez se lo impedía, estaba esperando a que le mataran o a morir, cuando la esperanza en un dios le rescató.
Tras su sonrisa solo había hermosas y amables palabras para el centro que le sacó de todo eso. Le he escuchado con absoluta admiración, no podía ser de otra manera. Todavía inestable, me dice que propenso a caer una y otra vez en la misma mierda, dios es la promesa de algo mejor, un milagro en su vida. Y aunque no soy creyente, de momento a mi me vale. 
Lleva dos años sin consumir, controlado, vigilado, leyendo la biblia: es imposible que alguien se haya inventado las palabras que están ahí escritas. La palabra de dios alivia su vida y su alma.
Quién soy yo, para qué decirle que dios ha muerto, que es una ilusión, que solo el puede salvarse y recuperar su vida. Para qué decirle, como canta la Polla Records que Jesucristo es otra droga, otra burbuja que hay que explotar. Está limpio y tiene un techo donde vivir y es feliz. Sus padres vendrán pronto a visitarlo porque sabe que no puede volver todavía. 
En medio de todos esos colocones que las drogas le han regalado, había momentos de lucidez y en uno de ellos me dejé ayudar
Voy a volver a verle y a escucharle, tal y como soy, se que lo haré cientos de veces. Voy a volver, porque no soy creyente, pero con la luz de sus ojos y su creencia certera en la salvación eterna, de momento me basta y a él también.









jueves, 1 de septiembre de 2022

Ser maestra a pesar de todo


En Japón los únicos que no tienen obligación de hacer reverencia ante el emperador, son los profesores. Saben que en una tierra donde no hay docentes, no puede haber emperadores.
Marco Aurelio en Las Meditaciones también reservó un lugar muy especial para sus profesores en sus agradecimientos.
Albert Camus aseguró de su maestro que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.
Traigo también hasta aquí otros breves fragmentos de ilustres alumnos y alumnas: "... aprecio que mantengas con nosotros una relación de complicidad y camaradería. Valoro mucho tu tolerancia y tu objetividad, así como tu sensibilidad y humanismo..."
"...Gracias. Echaré de menos esa ternura en tus ojos cuando nos miras y nos enseñas. Echaré de menos que nos trates con cariño..."
" Gracias por ser tan buena profesora y amiga, nunca has abandonado a un alumno y nos has dado confianza y diversión mientras aprendíamos..."
" Tus clases nos proporcionan momentos de felicidad y armonía" 
"Espero que sigas dando esperanzas a los alumnos, aún sin saberlo, como a mí. He olvidado a mucha gente, pero nunca a aquellas personas de las que he tenido tanto que aprender. Gracias"
"Gracias, porque quizá sin tu ayuda no me hubiera dado cuenta de que a veces tenemos errores y no queremos verlos"
"Es muy reconfortante oír que todavía queda gente que disfruta de las pequeñas cosas de la vida. Ha sido un alivio escucharte y gracias por despertar en mi ese ansia de vivir que llevaba dentro y que creía que había perdido."
"Muchísimas gracias por todo lo que has hecho por mi y mis compañeros, eres una pasada de profesora"

Hoy la ocasión merecía que abriese la carpeta color burdeos en la que guardo, desde hace años, todas las cartas y notas que mis alumnos han ido dejando en mi taquilla, entre las páginas de un libro o de mis apuntes, por correo o en mis manos. Me consta que no soy la única que tiene estas joyas.
Es principio de curso y de nuevo observo como impera, por nuestros centros educativos, el desasosiego que produce la indefensión cuando las cosas se hacen mal. Trasiego burocrático que mueve como hilos de marionetas, a los docentes. Alumnos que son números, maestros que son puntos acumulados que irán a parar a cualquier parte que a nadie parece importar.
Tristeza por destinos no deseados, por errores burocráticos, que te llevarán a donde te lleve el viento o la administración con un dedo en el teclado y otro.... a saber....
Un país que trata con desgana a los que educan a sus hijos y les hacen perder el tiempo en reclamaciones, salas de espera, papeles y demás mierdas, no han comprendido que han ocupado el lugar que ocupan porque detrás hubo docentes, siempre hay docentes. Aunque quizá no aprendieron lo suficiente. 
Entiendan entonces, porque no hago reverencias ante los emperadores...

(En mi instituto el curso ha comenzado revuelto, un error administrativo ha ocasionado el caos. Esta reflexión va por aquellos que se esfuerzan en luchar para restablecer lo justo y por aquellos a quienes su ignorancia no les deja ver nada más)