miércoles, 27 de marzo de 2024

¿Por qué vives?

                                                      Para J.J. Con el permiso que da la complicidad.

Me cuentas, que en la novela que ambos estamos leyendo de Paul Auster, te has tropezado con Emma Goldman y que tiene un propósito y que pasa por luchar por una sociedad un poco más justa. Me cuentas, que coleccionar lo que sea, es un propósito necesario al que entregar una vida y que hay que asegurarse de que ese legado sobreviva. Me dices que tu propósito son los libros, que acumulas más de tres mil en tu casa y que aunque son suficientes, son tu propósito. Que tu propósito es estar ocupado y afirmar que vivir es tener un propósito. 

Paul Auster
Me pregunto si tener un propósito no es el billete de huida. ¿Será el propósito que uno se marca, esa maleta que vamos haciendo porque sino está la Nada? La gente siempre está huyendo. La gente prefiere construir cosas, propósitos, que lo único que hacen es interponerse en ellos y la verdad. Y ahora me preguntarás qué es la verdad.

Emma Goldman
Si miras a tu alrededor, con los sentidos bien abiertos, sin el propósito de querer alcanzar nada, verás que todo está bien. Me repito con mucha frecuencia, algo que aprendí del budismo: la realidad es lo que es. Me repito que vivir con propósitos se asemeja a vivir con expectativas, se asemeja a dejar atrás lo que es, para vivir lo que quizá será o quizá no: tu propósito.

Nada tiene la suficiente importancia, porque todo dejará de ser. ¿Qué te hace creer que necesitas más de lo que tienes?


Un día inefable.

Dibujo, regalo de Abel.
Yo que me creo conocedora de esa maraña que son las emociones, no identifico cuáles son las que me están haciendo perder la cabeza. Sigo mi entrenamiento a la espera de poner nombres a lo que padezco y poder actuar en consecuencia. ¿De dónde procede la tristeza que me obliga a quebrarme bajo la lluvia? ¿Cómo se ha incrustado en mí esa desazón a la que nunca permití el paso? ¿Por qué mi caminar se ha vuelto pausado y vulnerable?  ¿Acaso, he desatendido los mensajes, que con inusual insistencia, lanza mi mente? ¿O será mi alma, eternamente cansada, la que hoy habla por mi boca?

Los ruidos siguen girando a mi alrededor y todavía no he descubierto si está en mi deseo aplacarlos. Se atropellan y superponen las palabras y no las he dado permiso para envolverme. ¿Qué dicen todas esas letras que merodean por aquí? ¿Por qué el silencio remueve mi soliloquio neuronal? ¿Acaso, he accedido por fin al interruptor que llevo en mi costado? Y entonces lo puse en la opción de apagado y así sigo desde entonces. 

Dedicado a esta puta locura, que es vivir.