miércoles, 26 de octubre de 2022

A quien pueda interesar.

   Soy profesora de instituto y al comienzo de la programación didáctica que estoy redactando, he incluido esta reflexión en voz alta:


A quien llegue a leerlo y pueda interesar: Antes de comenzar a redactar esta programación, quiero dejar constancia, a nivel global, de algo que me parece primordial en educación y es la pérdida de tiempo a la que estamos sometidos. Las horas que voy a dedicar a redactar esta programación, son parte de esa pérdida de tiempo y desde luego, confieso que la haré de manera superficial y de muy mala gana, porque este cometido no me interesa lo más mínimo. Pueden, por lo tanto, suspenderme en programación didáctica, lo asumiré.

Año tras año y ley tras ley, pocas cosas han cambiado y de manera muy lenta.  Quiero dejar también constancia y ahora a un nivel todavía más personal, que trabajo por competencias desde el año 1992 que ingresé en la enseñanza pública y lo que ahora parece un descubrimiento, entonces era tachado de pedagogía moderna. Siempre llegamos tarde y llegamos mal. Quizá el problema es que nunca ha dejado de ser enseñanza y nunca ha llegado a ser educación. 

Les aseguro que esta nueva ley no va a obligar al profesorado a trabajar por competencias, ni les va a hacer mejores profesores, solo cada uno de ellos puede hacerlo, nunca la ley. Hay una canción de mi rockero favorito, Loquillo, que dice “luché contra la ley y la ley ganó”. Hoy quería practicar la desobediencia civil, pero creo que nadie entendería por qué y aquí estoy.

Aprendí de los estoicos a aceptar lo que no se puede cambiar y honestamente es lo que estoy haciendo. Por eso, me he sentado con tristeza ante el ordenador con el DOE, BOE y mil instrucciones que no entiendo y que, les aseguro que para ser una buena profesora, no necesito entender. 

Estoy derramando palabras, esas  que tanto amo en un folio en blanco y creo que solo significan algo para mi.

Esta cansada y valiente filósofa, si pudiera dejar de hacer lo que tiene que hacer, iría a las barricadas. No obstante, quizá vaya después.

                    

                         

 

lunes, 17 de octubre de 2022

¿Harto de Burocracia? Deja tus quejas aquí



Hay que entregar la programación del curso escolar 2022-2023 a finales de octubre y hoy me he sentado estoicamente a empezar a averiguar qué tengo que hacer. 
Tengo la boca cerrada, pero la mente siempre abierta y por ella salen todos los improperios que uno puede imaginar. Sentarme frente al ordenador y escribir conceptos incoherentes como competencias, evaluación, criterios de calificación, saberes básicos, indicadores, rúbricas...espera que ya me estoy descojonando jajajajjaja. 
Para el neófito aclararé que esto es como ir a mear y no echar gota o como hacer que comes sin meter alimentos en tu boca o como respirar cuando no hay aire.... es decir, una estupidez.
A riesgo de ser demasiado directa y dejarme llevar por la ironía que me caracteriza, diré que siempre todo el rollo burocrático al que estamos sometidos, en este caso particular que me atañe, los docentes, es una estupidez. 
Este año me estoy planteando seriamente qué hacer para declararme objetora de conciencia y cumplir servicios sociales en compensación o ir a la cárcel una temporada por desobediencia civil. Afirmo con la mano en mi pecho que llevo dos horas delante del teclado y no he conseguido escribir nada, he intentado lo del rincón del vago y copiar algo hecho para salvar este asunto lo antes posible. ¿Alguien me regala una programación hecha, por favor? a cambio ofrezco mis servicios para elaborar cualquier tipo de proyecto pedagógico y educativo que sirva para conseguir algo en todo esto que llaman educación.
Buenas noches. Hoy tampoco será el día en el que me acueste con la esperanza de ver un nuevo renacer, uno sin burocracia. 

miércoles, 5 de octubre de 2022

Filosofía en Formación Profesional Básica, por ejemplo.

Momento ¿podemos cambiar?
          Dedicado a Cris y al alumnado de FP básica.

A veces, solo me siento y respiro. Después del trabajo bien hecho, me gusta tomar aliento, saborear el espacio educativo que habito y decirme: hay que seguir adelante, querida filósofa.
Me gustaría poder afirmar que todo aquel que se dedica a la educación, hace algo parecido. Pero, honestamente, no puedo hacerlo.
Inicié el curso pasado un hermoso proyecto, invitada por mi curiosa compañera y ya amiga, Cris. Alumnos/as de Formación profesional Básica, a los que la Filosofía Aplicada, les está ayudando a crecer un poco más. Me he dado cuenta de que también les está ayudando a creer en que, aunque el sistema les ha expulsado, hay cosas que se pueden hacer bien. 
Quiero aprovechar la oportunidad que me brinda mi propio blog y mi pasión por la palabra, para que este proyecto no caiga en el vacío. Cada semana y durante una hora de clase, me reúno con ellos/as. Les espero con la pizarra llena de buena filosofía práctica, mucha de ella basada en los estoicos - que eran muy listos-, frases célebres, provocadoras, emocionantes. Solo entiendo la filosofía como un camino que te eriza la piel, porque habla de las cosas de la vida, las no planeadas, las que se te escapan si no prestas atención. Nos sentamos en círculo, tal y cómo pueden ver y hacemos algo inusual: pensamiento crítico.
Les he llamado borregos, prisioneros de la caverna de Platón, he cuestionado su comportamiento, escuchado su malestar y perdonado su ignorancia, entre otras cosas. A pesar de eso siguen viniendo y lo hacen porque quieren. 
En la antigua Grecia, mis maestros paseaban por las plazas o los patios y aquel que quería se acercaba a escuchar, cuestionar y aprender. 
Es un honor para mi, que vengan al espacio de reflexión que he creado para ellos/as. Vienen con los ojos abiertos. Bendita Filosofía y bendita la madre que me parió.