sábado, 18 de diciembre de 2021

¿Masturbarse está mal? y ¿filosofar?

 

Mis chicos de 1º bachillerato Sociales
¿A veces, no queda más remedio que mentir? ¿Robar algo de poco valor, está justificado? ¿Delatarías a tu mejor amigo, si hubiese infringido la ley? ¿Prevalecen las intenciones o las consecuencias? ¿Las personas gordas ligan menos? y ¿Masturbarse está mal?
La mayoría de los chicos, de 1º de bachillerato, que han llegado a mi este año nunca han dado ética ni filosofía. Eso significa, para los profanos, que nunca han debatido detenidamente, sobre cuestiones ni trascendentales, ni triviales. Nunca han dedicado un tiempo extra a analizar por qué piensan como piensan y qué valores o referentes conducen sus actos. Toman decisiones importantes, critican a los demás, se quejan, se pelean, desobedecen a sus padres, sufren por amor y desamor, mienten, beben alcohol, encubren a sus colegas, miran para otro lado, tiran papeles al suelo, usan el móvil para grabar lo que no deben y faltan a clase cuando hay exámenes o cuando no les apetece. Necesitan analizar y comprender por qué. 
En pleno debate 1ºCiencias
Por ejemplo, el pasado viernes, en uno de esos debates, una alumna tras aferrarse a defender una cuestión ética y moralmente indefendible, cambió de opinión. En ese instante, el valor de lo que hago con ellos se multiplicó y me dije: ¡Es cojonudo, Carmen! ¡Viva la filosofía, el pensamiento crítico y la madre que los parió! 
En la siguiente clase, él entró de nuevo cabizbajo, con cierta tristeza en su mirada y en su lenguaje corporal, no había hecho su trabajo sobre los valores que deben predominar en una sociedad y no me importó. Sabía que le pasaba algo, me senté a su lado y planteé un dilema moral al grupo. Llegó la magia y las preguntas y la curiosidad por participar del dilema le fue despertando y miró mis ojos y acabamos riendo y resolviendo de forma adecuada el conocido dilema del señor Heinz y cómo una clase entera no debe pagar el cristal que alguien rompió. De nuevo me dije: ¡Bienvenidos sean los dilemas morales que reactivan a los chicos!
Al final de la jornada, al recoger todas mis cosas y salir del instituto estaba segura de que la masturbación es algo natural, que todo el mundo hace, que los padres saben que sus hijos practican y que sirve para conocerse mejor. Supe que la filosofía, también: ¡Cojonudo Sócrates!






domingo, 5 de diciembre de 2021

Navidades con mi madre

No comparto la navidad, nunca tuvo para mi más sentido que el de ver llegar las vacaciones o los regalos extras. 
Este año es difícil para mi ver como llega, la espero escondida en mi tristeza y en mi misma, como una cobarde.
He descubierto que parte del espíritu navideño que he aprendido ha sido con ella: mi madre. A través de ella, cada navidad había un sitio en nuestra mesa para los que ya no estaban. 
Mi madre, recordaba villancicos viejos, conversaciones viejas, recordaba brindis, personas, historias. Era capaz de recordar el tiempo que hizo y lo que comimos cualquier navidad pasada. Repasaba los menús con la satisfacción sincera de haberlos disfrutado. 
Lo que más me gustaba, mamá, eran las notas que escribías en nuestros regalos de reyes. Escribía mal, quiso ser maestra y la vida y la educación de entonces no se lo permitió, por ser mujer. Dejaba notas en nuestros regalos, con esa letra redondeada y llena de faltas que siempre me parecieron deliciosas. Y así año tras año nuestros regalos los firmaba Baltasar, Melchor o Gaspar y en sus mensajes nos decía que el regalo estaba en camino o que los camellos se habían atascado. También nos decía que habíamos sido muy buenas y para que estuviésemos calentitas nos envolvía dentro un pijama. Y no faltaban nunca los paquetitos con  bragas y calcetines. Sea lo que sea que escondieran sus regalos, siempre acertaba.
La navidad para mi son nuestros zapatos bajo el árbol, mi madre contando como entraban los reyes magos por los balcones cuando vivíamos en Valencia, golpear el almirez o la botella de anís, comer cosas muy ricas e inolvidables, el champán que no me gusta y abrir cada regalo con la expectación de ser el mejor del mundo. 
La navidad a su lado dejó en mi un aprendizaje y construí también mi propia navidad: escribo mensajes en los regalos, ponemos los zapatos bajo el árbol y regalo bragas, calcetines y pijamas calentitos. Gracias mamá.