martes, 23 de abril de 2019

¿El debate decisivo? o ¿el circo decisivo?


No hay nada más doloroso y triste para los ciudadanos que ver cómo buscan en la política un escondite para sus debilidades los mal llamados"líderes políticos".
En la primera pista Albert Rivera pegado a sus cuerdas de marioneta mediática resulta ser un maleducado, que a modo de Pepito grillo interrumpe sin parar. No quiere que vean sus encadenadas salidas de tono y su no saber. En la pista número dos Pablo Casado exhibe su ignorancia. Hay que reconocerle que lo hace con modernidad, ofreciendo frases hechas, cartelitos de colores y chascarrillos que enmascaran su arrogancia de niño malcriado. En la pista número tres Pablo Iglesias con su demagogia inconfundible y su condescendencia. Está pensando: hay que estar moderado que ahora me juego la presidencia. En la pista número cuatro Pedro Sánchez con su papel aprendido no vaya a peligrar el trono conquistado.
Y llevan nuestros problemas de un lado a otro como un puto partido de tenis, solo les falta decir "rebota rebota y en tu culo explota". Y todo esto lo opino yo, que no tengo ni idea.
He retrasado mi sueño esperando un buen debate y debo haberme equivocado de canal, de país o de mundo. Y si espero un rato más arreglan el sistema educativo (jajaja)
¿En serio vamos a votar el 28 de abril a esta gente? 
Voy a dormirme y a pellizcarme y con un poco de suerte el genio maligno cartesiano me habrá jugado una mala pasada y mañana despierte de este trastornado sueño.

jueves, 11 de abril de 2019

El miedo a la filosofía

En los últimos días podría escribir el guión de una película cuyo título, "Desmontando a Judit", incluyese a todos los adolescentes que enredados en los pensamientos filosóficos acaban rallados.
Judit
Chicos que al principio del curso y atraídos por el platonismo, creyeron que eso era razonable, asintieron sin ninguna duda acerca de que el mundo son sombras y decidieron que no se dejarían engañar. Creyeron que toda la ristra de filósofos que hemos ido desgranando decían cosas lógicas que se correspondían en muchos casos con esos pensamientos inconfesables que en algún momento podían haber tenido.
Tuvieron miedo de no llegar a ser mayores de edad, miedo a no poder saltar la estrecha zanja que les hará libres del rebaño y les convertirá en ovejas negras. 
Llegó el empirismo, el escepticismo, el racionalismo y fueron mecidos a veces por los sentidos, a veces por la razón y a veces por un genio maligno que no les dejaba estar ni dormidos ni despiertos. En ocasiones el vacío, la duda existencial, la angustia. 
Y de repente "Pum... nos vienes diciendo que dios ha muerto, que hay que vivir la realidad, que la humildad y cosas así son valores inventados por la religión...y estoy desmontada"
Y esos esquemas que no están completos vuelven a desaparecer y algunos tienen el suficiente coraje para no esperar una construcción estable. Saben que se volverán a caer a poco que miren hacia dentro cuando intenten conocerse a si mismos.
Descubren que eso es la vida, que nada es seguro y menos cuando se trata de filosofía. Que todo cambia. 
E incluso gritan para que por favor les abramos la caverna, el redil, la razón y les tratemos sin piedad para despertar.