domingo, 1 de noviembre de 2015

Escuchando a Malala

Ayer por la noche escuchando una entrevista a Malala no me centré en sus palabras solamente, me fijé en sus manos, en su cara, en el pañuelo rojo-anaranjado que la cubría, en su lenguaje corporal. El discurso que salía de sus labios es el mismo que pronunciamos varias veces delante de los que no quieren comprender qué es de verdad la educación y que ella ha pronunciado también delante de sordos líderes políticos. Tengo una alumna que tampoco encuentra el momento de cambiar el mundo, que se le queda pequeño cada vez que debatimos sobre lo existente, lo inaudito, lo absurdo, lo obvio, lo triste, lo corrupto...Sus manos son como las de Malala, abiertas y expresivas; su rostro también sereno es capaz de dejar ver sus pensamientos y su rabia. Siempre le digo que encontrará su momento, que cualquier día se chocará con esa lucha que hará suya. Las personas inconformistas siempre encuentran su lugar en el mundo. Los seres humanos están destinados a no comprender la importancia de los acontecimientos hasta que es demasiado tarde y estos les engullen y es entonces cuando empiezan a gritar y a manifestarse y a querer salir de donde quiera que estuvieran perdidos. Y siempre tiene que haber personas como Malala, Elena, María, Cristina, Antonio... dispuestos a recoger esos gritos y hacerlos suyos para abrir el camino y los oídos de quienes no saben escuchar.
"Teníamos dos opciones, estar calladas y morir o hablar y morir, y decidimos hablar"(Malala)

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