miércoles, 4 de febrero de 2015

Un pequeño cabreo

Preciosa foto realizada por mi marido
Apenas puedo respirar cuando salgo del aula, he tenido un momento de cabreo intenso, de frustración compartida, de sentimientos de ira que me han nublado por un momento la paciencia y he tenido que preguntar a mis alumnos/as para qué están allí. Un número importante de ellos obligados, sin ilusión, el instituto no les gusta, ahí no están sus sueños, no creen que puedan terminar el curso porque simplemente no lo han empezado todavía ni lo harán. Aunque quiera retener la atención de todos y enseñarles que hay mundo más allá de las paredes, de los libros y pizarras, a veces no es suficiente. Detrás de todo eso están sus vidas confusas, algunas perdidas, aburridos de escuchar cosas que no les interesan. Les entiendo y por eso me cabreo mucho más. Un sistema obsoleto, memorístico, que te axfisia con conceptos, que no te deja pensar ni sentir, que no es divertido, que no interesa, que siempre es lo mismo. Y se empeñan en seguir ahí porque a pesar de todo creen que seguro que aprenden algo que les sirva para ser mejores. Yo también lo creo y  por eso les animo a respetar el privilegio de la educación. Y desde la tristeza que me produce no poder hacer más, rescatarlos a todos y todas de esas aulas frías y tediosas me voy cabizbaja, con mi cabreo impertinente que ya he olvidado para seguir luchando mañana un poco más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario