jueves, 6 de enero de 2022

Día de colada y mi madre

Mi colada de hoy. Mi patio
El patio de mi madre, pintado por mi hermana
Hoy hice mi primera colada, provisional, en mi nueva casa. Tendí la ropa y recordé lo mucho que le gustaba a mi madre la ropa tendida al sol. La tendía y al cabo de un rato largo, volvía sobre ella para darle la vuelta. Todo un ritual de higiene y blancura solar, que ningún detergente podría mejorar. Mi madre era única en ese juego programado de sacudir, tender la ropa estirada, dar la vuelta a las prendas, recoger y doblar a modo de plancha humana. 

He de decir que esta peculiar afición de mover la ropa, no la he heredado, gracias a dios. Me consta que mi hermana se ha sorprendido, pese a su resistencia, haciéndolo. Y he de admitir que, aunque no la heredé e incluso me parece algo improductivo, me proporciona cierto placer tender la ropa al sol y recrearme en el olor a limpieza que desprende. 

Sacudo la ropa con ímpetu, para anticiparme, en esa sacudida, al posterior planchado y eliminar las dobleces y arrugas. La coloco en las cuerdas con ese orden extraño que solo puede tener la ropa cuando se tiende al sol y pretendes que el sol la caliente y la ponga todavía más blanca y más limpia. Con el paso de los años, al lado de mi madre, la experiencia me ha demostrado que la ropa blanca al sol, se vuelve más blanca.

No sabía que mi madre me había enseñado a lavar la ropa, a tenderla, a recogerla y doblarla, antes de que deje de darle el sol.  

Voy de inmediato a recogerla, mamá. Nos vemos en el patio, entre los últimos rayos que acarician la ropa que hoy tendí para ti.


No hay comentarios:

Publicar un comentario