domingo, 24 de agosto de 2014

¿Por qué educar?

La idea de que la educación debe durar toda la vida se contradice diariamente con la realidad educativa, donde presionados por las programaciones y el sistema educativo siempre inacabado y confuso, se produce la caducidad de los aprendizajes. Por lo tanto y con ánimo de ofender para provocar: queridos educadores lo estáis haciendo  mal. Unos se esconderán tras "el sistema impone normas y programas", otros bajo la desidia, pereza, rutina, falta de pasión y otros simplemente no deberían estar aquí. La educación correcta debe resistir la velocidad y no penalizar la lentitud. Aprender que cada alumno tiene su ritmo y que no debemos castigar o reprimir siempre la lentitud. Aprender que la educación eficaz es la de calidad y no la cantidad de palabras que somos capaces de decir en 50 minutos. Aprender que efectivamente hay contenidos irrelevantes, superfluos e innecesarios y en los que invertimos existencia y tiempo. Tenemos que transformar el conocimiento en sabiduría, siendo conscientes de que no existe el tiempo perdido cuando provocamos reflexión y comprensión. 
Hacer un análisis minucioso de nuestro trabajo, una autocrítica sincera puede hacernos conseguir grandes cambios y mejorar el ambiente general de nuestros centros. Ahora que está a punto de comenzar otro curso escolar, lo miro con la ilusión de poner en marcha ideas nuevas una vez más, de engancharlos con más dinámicas y debates. Un año más paso de programaciones obsoletas alejadas de la realidad y vuelvo a reinterpretar y reinventar esos temas aburridos de los libros de texto y los adapto y les doy vida para educar. La imaginación no entiende de reglas y nuestros chicos andan necesitados de más espacio para crear y pensar fuera de esas aulas cada vez más estrechas.

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