miércoles, 21 de febrero de 2018

Una entrevista para encontrarme

¿Por qué la filosofía?, ¿por qué te levantas cada mañana?, ¿cuáles son tus pasiones?, ¿alguna vez tocaste fondo y por qué?, ¿qué filosofía de vida tiene una filósofa? o ¿por qué estás trabajando dentro de un sistema educativo que no te gusta como funciona?. Son solo unas cuantas de las muchas preguntas que mis chicos me han regalado hoy. Han decidido curiosear en mis emociones dulcemente y yo me he dejado acariciar, dejando que todo lo recogido a lo largo de mi vida fluyera para ser compartido. Ellos siempre se prestan a expresar lo que sienten, lo que piensan, lo que sufren, lo que esperan de la vida y del más allá. Yo les bombardeo y les provoco a preguntas y reflexiones. Hoy he probado mi propia medicina y lo que empezó siendo un momento incómodo frente a mis alumnos/as, se transformó en una entrevista amable a la que fui respondiendo con la pasión e intensidad que forma parte de mi vida. Creo que han comprendido mi caminar, creo que han comprendido que una parte de mi se levanta cada mañana por ellos y porque un día me di cuenta de todo lo que queda por hacer y no quiero perderme nada. Creo que han descubierto que nunca se toca fondo lo suficiente aunque te hayas intoxicado de sufrimiento en algún momento del recorrido, que no hay miedos que no se puedan soportar, que no hay luchas imposibles, que la educación puede mejorar el mundo y que el mundo no necesita que le cambiemos. A partir de hoy sabrán que educar no es un trabajo, es el regalo que recibí de mi razón, de mis sueños, de mi locura permanente por romperlo todo y construir de nuevo. 
Hoy he reafirmado la grandeza de estos chicos deseosos de aprender, de ser mejores, de conquistar un camino que no tenemos derecho a decidir, deseosos de volar en mil direcciones, de escuchar consejos y estupideces. Hoy he aprendido a encontrarme con ellos y en ellos y les quiero decir que estoy agradecida.  

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