martes, 3 de marzo de 2020

Schopenhauer y el coronavirus

Con tu permiso, Schopenhauer.
Creo que el auténtico virus que está cruzando nuestras fronteras y paseando libremente por el mundo no entiende de mascarillas, ni tratamientos médicos, ni aislamiento, ni  pánicos mediáticos, ni información pormenorizada. El problema real que está atacando a los seres humanos no se contagia con el contacto, ni por el aire, ni por posibles estornudos que desprendan minúsculas gotitas que caigan sobre otro ser humano. No entiende de género, de edad, ni de un sistema inmunológico fuerte o débil. No asiste a reuniones en las que se concentran personas de diferentes países, ni a partidos de fútbol internacionales, no va de vacaciones, no procede de algún animal por determinar. No echa la culpa a ningún país que esté superpoblado, ni a la negligencia, ni a la experimentación fallida, mutaciones y demás sandeces que no dejo de escuchar.
Siempre va por delante mi torpeza y mi ignorancia, pero también mi humanidad. No entiendo de virus o coronavirus o virus que se coronan o personas coronadas y con virus que viajan por el mundo, pero voy entendiendo, cada vez, un poquito más, la estupidez humana. 
Unos seis millones de niños menores de 15 años mueren de hambre en el mundo al año..espera...eso es ¿uno cada 15 segundos?. En este instante  ya han muerto veintiunamil personas de hambre hoy. El 13% de los ancianos son abandonados, sólo en nuestro país en tiempo de verano. Ciento ochenta y cuatro mil suicidios al año. Más de dos millones han muerto este año por enfermedades infecciosas. Millones gastados en armamento militar, en drogas, tabaco, alcohol, teléfonos móviles, juegos de azar, actuaciones innecesarias, aviones privados, caprichos privados, trabajos no necesarios, educadores que des-educan. Enchufados, homofobias, proxenetas, explotadores infantiles, violadores, asesinos, putas, abusos laborales, desigualdad, pobreza, abandonados en las calles, abandonados en la escuela, cartones y mantas viejas que esconden más seres humanos, crucifijos que crucifican, camellos, vecinos que mueren solos, que viven solos, que duermen solos. Tengo que respirar. 
Schopenhauer decía que nuestro mundo es el peor de los mundos posibles porque lo único que mueve a toda esta gente es el afán de vivir. Decía que el único problema del género humano es ¿cómo me alimento y cómo doy de comer a los míos?. Una vez obtenido el alimento nos lanzamos cuchillo en mano contra nuestro vecino.
Condenados a sobrevivir y a servirnos de todas nuestras facultades para mantenernos vivos, lo conseguimos a cualquier precio, incluso al precio de una guerra universal. Moriremos todos, pero al menos yo estoy vivo. 
Muere tanta gente cada segundo por cosas importantes que hemos perdido el respeto a la muerte. Inmunizados contra el dolor ajeno seguimos frente al televisor, ignorando virus que ya existen y matan desde siempre. Abrazando virus nuevos porque... ¿son nuevos?
¿En serio? ¿esto no iba de justicia y libertad?...espera...¿ignorancia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario