domingo, 15 de marzo de 2020

Todo va a ir bien

Trabajo terminado.
Ara y Violeta han pintado una bandera con esa esperanza que guardan los niños, permanentemente, en su bolsillo mágico. Todos nos quedamos en casa y ellas pintan para todos los que nos quedamos en casa.
Saboreo un té de frutos rojos, fuera las calles vacías. Los perros han aprendido a pasear a sus dueños en estos días de encierro obligado. Los dueños han aprendido a engañar al tiempo paseando a sus perros.
Suenan las casas llenas, las noticias, los contagios, los muertos, aglomeraciones, insípida ignorancia. Suenan los silencios que no deberían de sonar, suena la desobediencia, la riña, la ineptitud que no se adapta a un tiempo transitorio de crisis. El ruido está en nuestras cabezas. Todo va a ir bien.
A las ocho de la tarde, gratitud en los balcones. El ser humano, extraordinario, canta a sus vecinos, sonríe por primera vez a cualquier otro ser humano extraordinario.
Ayer muy temprano bajé a la calle a por fruta y los escasos desconocidos que nos cruzamos, dejamos de serlo, porque todo va a ir bien, de nuevo.
Ara y Violeta, mis amigas. 15 de marzo 2020
Ellas pintan para los que no se quedarán en casa, para los que no la tienen, los abandonados. Los olvidados, sin balcones ni banderas que nos recuerdan que todo va a ir bien.
Pintan porque tiene que pintar.  No podría ser de otro modo que pintando. 
Ahora mismo, Ara y Violeta cuelgan su bandera en la ventana de su casa, de su pequeño pueblo de Extremadura. En los balcones aplausos que nos unen. Me emociono. Todo va a ir bien.
No saben realmente qué está pasando, pero han decidido pintarlo. Solo pintar y sonreir. Agradecidos.




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