miércoles, 1 de julio de 2015

Ironía 1 /Ley Mordaza 0

Ahora pretenden que me calle, que no fabrique explosivos, que deje las bacanales y fiestas hasta la madrugada que pongo en marcha cada sábado en mi casa. Quieren que deje mi afición a la fotografía policial con lo sexis que son los uniformes ajustados y sudorosos cuando están zurrando sin piedad, que deje mi vida excitante y social de manifestación en manifestación para quejarme por toda esa mierda de país que están construyendo. Me piden que no haga más barricadas, cuando en mis años de universidad vivía en ellas- eran otros tiempos más flexibles y dialogantes, menos ¿rígidos?-, me prohíben fumarme un porro con mis colegas en el parque aunque nunca echamos el humo a la cara de nadie, respetamos las distancias y nos reímos bajito cuando estamos colocados (tendré que quitar del balcón la marihuana que me regalaste amor). Ya no puedo mear las cervezas al lado del contenedor de mi bar favorito, ni beberlas en la calle, ni en el parque, ni al lado del bar...¿y en el bar? ni escalar edificios de madrugada para ver la salida del sol. Me han quitado las ganas de vivir porque ni siquiera puedo gritar en las procesiones de semana santa...¿podré gritar en los conciertos de rock? ¿y en las graduaciones de mis alumnos/as de bachillerato?...¿podré llamar a mi hija desde la terraza para que suba a comerse el bocata o se lo tiro sin hacer ruido?; será lanzamiento no autorizado de objetos a la vía pública... Y lo peor de todo es que me prohíben que lleve pistola para defenderme de la ley que me amordaza y me limita mi libertad de expresión.



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