domingo, 27 de noviembre de 2016

Sólo conversando no cambia el mundo

La conversación es un proceso por el que se busca llegar a un acuerdo. Para ello tenemos que conseguir alcanzar un lenguaje común, atender verdaderamente al otro que me habla y empatizar hasta el punto de ser capaz de comprender, aunque no siempre de compartir, los variados puntos de vista que pueden darse en ese conversar. Me subo al carro de los griegos y admito que el lenguaje no manifiesta la realidad, con lo cual además de hacer todo el esfuerzo de comprender tendremos que exigirnos interpretar y actuar. Al final resulta que aunque hayamos dialogado con esmero, si no actuamos en consecuencia y cambiamos la estructura de lo que ya estaba construido- porque para eso hemos decidido hablar- estamos al principio: en el vacío de no saber relacionarnos con el mundo. El único entendimiento posible incluye la diferenciación, la desconfianza en la poderosa razón, la desobediencia, la interpretación de las palabras más allá del lenguaje y de la propia realidad. Me viene a la mente la huida de la existencia inauténtica porque provoca alienación, porque hace que al final con tanta palabrería sustituyamos la realidad por la apariencia y la aceptemos como única fuente de conocimiento. Y al final la angustia, porque la responsabilidad de decidir hace que el ser humano elija caer al vacio en lugar de coexistir y actuar. Con Heidegger el habla es una invitación a responder y descubrir lo que puedes ser. Con el lenguaje empieza el acuerdo y la negociación, con el diálogo la exhibición de nuestros pensamientos. Los cambios además exigen acción. Es esto o abandonarse a una "vida feliz" alejados del mundo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario