domingo, 8 de octubre de 2017

Democracia y tarde de domingo

Recién he intentado, querida Eva, explicarte qué es la democracia y todo se vuelve confuso para tu entendimiento. Te explico la transición, las elecciones, la evolución de la represión a la libertad de pensamiento y me contradicen las imágenes y los gritos de estos últimos días. Para ti y para mi que no entendemos de bandos, ni de banderas, es difícil comprender que un país que resucitó del franquismo y ha respirado abiertamente mirando a la libertad cara cara, ahora se esté quejando y esté gimiendo. Es de locos pretender que comprendas que solo existe el ser humano, que sólo hay una sociedad: la de todos; que la tierra no es de unos cuantos, que no se debe repartir en pedazos que lleven nombres de jefes o dioses. Es inútil que yo pueda hacerte entender que cuando te hablo de compartir, comunicarte abiertamente, respetar las diferencias y comprenderlas para mejorar y saltar los obstáculos, te estoy hablando de este mundo, del ahora. 
Fotos de Mariano en exposición fotográfica. Mi hija y yo
Ya me conoces hija, ya sabes que no comulgo con necios, ni con aquellos que no piensan lo que dicen o lo piensan y no quieren saber lo que hacen o lo hacen y no quieren asumir lo que piensan; ni con los prejuicios, ni con la esclavitud, ni con los gritos disparatados que enaltecen a las masas encendidas e incendiarias. Ya sabes que no soy de extremos, sino de "justo medio", soy de tardes de domingo rebobinando el mundo para exprimirlo, analizarlo y arreglarlo al menos unos segundos mientras escribo. Hoy escribo para ti, la que escucha incansable mis charlas, la que charla incansable conmigo. 


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