lunes, 23 de octubre de 2017

Triunfos en soledad

A veces, me encuentro con los recuerdos y siento una explosión de nostalgia y satisfacción difícil de controlar, disfrutar o soportar. A veces, simplemente no hay pasado y me concentro en un instante y me marco un órdago y engaño a mis sombras. A veces, solo está la realidad sin futuro, sin expectativas ni esperanzas. La esperanza es la medicina de los débiles. Los débiles sienten la mediocridad como única patria. No tengo patria, no tengo esperanza. A veces cierro los ojos y ahí está la puta vida que me mira de frente y no tiene miedo de encontrase conmigo en la espacio-temporalidad, en la nada que compartimos. A veces también abro los ojos y la sonrío para desarmarla y me deja pasar a su lado sin obligarme a dejar de respirar. Entonces respiro y nada más, solo respiro.
A mi lado seres humanos, siempre a mi lado, que me recuerdan que no puedo dejar de pensar, de sufrir, de respirar. Ni un paso atrás.

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